La pandemia del coronavirus sigue haciendo estragos en todos los países del mundo. Uno de los más afectados, siendo el gran epicentro de la enfermedad en la actualidad, es Brasil que sigue rompiendo récords y registra cifras más que preocupantes. En el medio de esto, ante la falta de medidas sanitarias desde el Gobierno, la alarma crece y el jueves se conoció que muchos hospitales se estaban quedando sin los medicamentos necesarios para sedar a los pacientes infectados.
Esto, lógicamente, trae una gran problema sobre la mesa que se suma a una situación pandémica insostenible. Mientras tanto, la gestión del presidente Jair Bolsonaro busca urgentemente importas nuevos suministros al conocer que, a través de informes médicos que consiguieron desde Reuters, los enfermos más graves de COVID-19 debían ser atados y hasta intubados estando despiertos.
El ministro de Salud, Marcelo Queiroga, confirmó que Brasil se encontraba entablando distintas conversaciones con España y otros países europeos para conseguir medicamentos de emergencia. En el medio también se informó que muchas instituciones sanitarias estaban luchando para obtener suficiente oxígeno para las personas que se encuentran en terapia intensiva.
Mientras tanto, Bolsonaro se burla de las medidas llevadas adelante por el presidente Alberto Fernández pero sus pares, de diferentes puntos del mundo, y hasta integrantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) comienzan a imponer una presión por su manejo de la pandemia en el territorio. A su vez, desde Médicos Sin Fronteras (MSF) dejaron en claro que la "respuesta fallida" provocó miles de muertes evitables y crearon una catástrofe que todavía puede empeorar.
Durante las últimas 24 horas, Brasil registró 85.774 nuevos casos de COVID-19 y 3.305 muertes por la misma enfermedad. La curva no baja, los números se mantienen peligrosamente altos y por el momento, ante la falta de decisiones del gobierno, parecería que esto seguirá de igual manera durante las próximas semanas. Desde el inicio de dicha pandemia, el total de contagios se acerca a los 14 millones; hay más de un millón activo y casi 370 mil fallecidos.
Por el momento, sigue por debajo de Estados Unidos pero al día de hoy, el país vecino es el que registra el porcentaje de muerte más alto en todo el planeta. Río de Janeiro y San Pablo, dos de las ciudades más afectadas, denunciaron la falta de insumos y alertaron la colapsada situación sanitaria. "Usar restricciones mecánicas sin sedantes es una mala práctica, el paciente es sometido a una forma de tortura", dijo Aureo do Carmo Filho, médico de UTI, en diálogo con Reuters.
Como si esto fuera poco, mientras el gobierno se niega a una cuarentena estricta, las camas de terapia intensiva se encuentran al borde de su capacidad en casi todo el país. Más allá de la falta de sedantes y oxígeno, los trabajadores y las trabajadoras de salud crean camas improvisadas para atender a la mayor cantidad de gente posible. Muchos gobernadores criticaron públicamente al mandatario por su actitud, insistiendo sobre los cierres mientras el mismo Bolsonaro insiste y alienta a que los brasileños y las brasileñas deben vivir una vida normal.