La empresa del magnate Elon Musk comenzó a sentir el eco de sus interferencias en la campaña electoral alemana. Según datos oficiales, las ventas de Tesla cayeron un 60% en enero en comparación con el mismo mes del año anterior luego de que el empresario sostuviera que Alternativa para Alemania (AfD) -el partido ultraderechista filo nazi- "es la última chispa de esperanza". "No recuerdo un caso comparable de injerencia en la campaña electoral de un país amigo en la historia de las democracias occidentales", sostuvo el conservador Fredrich Merz, en aquel momento.
Según los datos de ventas por marcas publicados por la Autoridad Federal de Transporte por Carretera de Alemania (KBA), Tesla vendió 1.277 unidades en enero pasado, un 59,5 % menos que en enero de 2024; lo que representa un 0,6 % de todas las marcas vendidas en el país centroeuropeo el mes pasado, una cuota que encabeza con mucha distancia Volkswagen con 46.381 unidades vendidas.
Tesla posee una planta en Grünheide, la única en Europa, cerca de la capital. La Gigafactoría de Berlín-Brandeburgo es el primer emplazamiento en ese continente en el que se producen células de batería junto con vehículos eléctricos en la misma fábrica.
Musk, que ahora ocupa el cargo al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, visitó la planta que emplea a unos 12.500 trabajadores en marzo de 2024. Al igual que en su rol estatal, al mes siguiente se supo que estudiaba reducir la plantilla, aunque la empresa desmintió las informaciones de los medios que hablan de recortes en hasta 3.000 puestos.
La injerencia en la campaña alemana
El multimillonario de origen sudafricano nacionalizado estadounidense interfirió en la campaña alemana luego de que el actual canciller, Olaf Scholtz, convocara a elecciones anticipadas -a celebrarse este 23 de febrero- en medio de una crisis gubernamental por desacuerdos con el entonces ministro de economía, Christian Lindner.
La cercanía entre el trumpismo y AfD no es nueva. En 2017, cuando el magnate estadounidense se impuso en las elecciones que lo llevaron a la Casa Blanca por primera vez, AfD fue uno de las primeras agrupaciones políticas en felicitarlo. De hecho, su lideresa Frauke Petry presentó a su organización como "aliada natural”. Sin embargo, ahora Musk fue por más: "Sólo AfD puede salvar a Alemania", escribió y a continuación, publicó un artículo de opinión de Welt am Sonntag, una publicación hermana de Político, propiedad del Grupo Axel Springer.
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La descripción de AfD como un partido de extrema derecha es claramente falsa", dijo allí Musk, una afirmación que hizo bajo el argumento de que la presidenta del partido, Alice Weidel, es abiertamente homosexual y su pareja es de Sri Lanka. "¿Les parece que es Hitler? ¡Por favor!", exclamó y sostuvo que AfD es "la última chispa de esperanza" para Alemania.
"Imaginemos por un momento la reacción -justificada- de los estadounidenses ante un artículo comparativamente unilateral de un conocido empresario alemán en el New York Times a favor de la elección de un 'renegado' en la campaña electoral presidencial estadounidense", dijo Merz, el candidato conservador con más posibilidades de ganar, en referencia al "cordón sanitario" que el resto de principales partidos alemanes intentan imponer a AfD, que tuvo un fuerte crecimiento en los últimos años hasta posicionarse como segunda fuerza política según las encuestas, por detrás de la coalición conservadora que conforma la CDU con la Unión Cristiana Social (CSU).