La escalada del conflicto entre Ucrania y Rusia derivó en una pesada jornada bursátil y financiera en todo el mundo, luego de que Kiev y Moscú no alcanzaran un alto el fuego, lo cual derivó en una fuerte baja de las principales bolsas y un marcado aumento de las materias primas y las acciones de ciberseguridad por temor a renovados ataques informáticos.
Así, los mayores mercados bursátiles volvieron a percibir el impacto del conflicto en Ucrania, y los parqués europeos terminaron en rojo: París y Milán perdieron respectivamente 1,39%; Fráncfort, un 0,73% y Londres, 0,42%, mientras que en Madrid, el retroceso fue más leve, de 0,09%.
En Nueva York, el promedio industrial Dow Jones cedió hoy 0,5%, el índice ampliado S&P 500 bajó en la jornada 0,5%, mientras que el indicador tecnológico Nasdaq subió hoy 0,4%, de acuerdo con datos proporcionados por el New York Stock Exchange (NYSE).
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El petróleo terminó la sesión más caro que en la apertura, luego de que los negociadores de ambas partes del conflicto en el este europeo, no pudieron alcanzar un cese de las hostilidades que incluyen intercambios de artillería sobre objetivos civiles.
El barril de la variedad WTI cerró hoy con una suba de 4,6% y se pactó en 96,80 dólares, mientras que el tipo Brent trepó hoy 3,1% y se negoció en 101 dólares.
En el mercado de granos también se sintió fuerte el impacto del conflicto. Los granos subieron en Chicago de manera generalizada, lo que devolvió a la soja por encima de los US$ 600 la tonelada para terminar en US$ 604 para las entregas en marzo y al trigo hasta los US$340 con un alza superior al 10% respecto del cierre del viernes.
Las sanciones financieras impuestas por los países occidentales sobre activos, fondos, empresas y bancos rusos y en especial sobre las cuentas de Moscú en el sistema de pagos internacionales Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (SWIFT), dejaron prácticamente al borde del aislamiento y colapso financiero al Kremlin.
Esta decisión llevó a la suspensión de la actividad bursátil en Moscú y a un severo derrumbe de la moneda rusa, el rublo, que se despeñó 25% cerrando a 105 unidades por dólar.
Las dificultades en el suministro de energía proveniente desde Rusia hizo aumentar el precio del crudo que acumula una suba de casi 30% desde comienzos de 2022.
De todas formas, la escalada del conflicto llevó a que varias compañías petroleras como la neerlandesa Shell y la británica BP abandonaran sus proyectos y negocios en Rusia.
Habrá que ver qué pasa con otras empresas como Exxon que tiene negocios y explotaciones en común con la rusa Rosneft o empresas como Halliburton con una alta exposición en Rusia.
Aún con todo, el mercado espera con expectativa la reunión en la cual, mañana, el cartel petrolero de la OPEP+, deberá decidir si aumenta su producción para intentar morigerar los precios del crudo.
Arabia Saudita, el principal país productor de petróleo ya anticipó que se mostrará inclinado a mantener en unos 400.000 barriles diarios, el aumento de la oferta, algo que se considera insuficiente para los países importadores.
En respuesta, los países consumidores han dicho que volverán a verter sobre el mercado una nueva porción de sus reservas estratégicas de crudo en el mundo.
El temor a una prolongación del conflicto y a una nueva interrupción en el suministro de insumos impulsó también la demanda por los metales.
Al cabo de la jornada, quedaba claro que las acciones eran el sitio con menos interés para los inversores.
A uno y otro lado del Atlántico, las pérdidas se contabilizaban ya sea por la alta exposición de bancos y empresas sobre Rusia como por los temores de que el repunte logrado después de la pandemia se desvanezca y la suba de los precios de la energía terminen alimentando la inflación en todo el mundo y ello obligue a los bancos centrales a ajustar más rápidamente sus tasas de interés, enfriando aún más las economías en todo el planeta.
Sobre el final de la jornada y ante la falta de acuerdo entre Kiev y Moscú y el temor a una nueva escalada del conflicto, comenzó a alimentarse el miedo a los ataques informáticos sobre instalaciones e infraestructuras claves, dentro de un nuevo y sofisticado mecanismo de combate en las guerras modernas.
Así, los papeles vinculados a la ciberseguridad cobraron interés y apetito por parte de los inversores que vieron una oportunidad de posicionarse con precios muy bajos sobre empresas de altísima tecnología y alta capitalización bursátil, como una suerte de cobertura, frente a un potencial y prolongado conflicto y para evitar contabilizar más pérdidas en sus portafolios.
Con información de Télam