El mundo del deporte también reaccionó al avance militar de Rusia en Ucrania. Lo hizo casi de inmediato y bajo sus propias reglas. Más allá de los mensajes de futbolistas y técnicos, las federaciones se movieron en torno a sus negocios y con la mirada de sus principales socios. Este domingo le tocó el turno a la FIFA.
Las primeras organizaciones "multinacionales" que respondieron con diversas acciones al avance de Rusia fueron asociaciones deportivas que tenían eventos pactados con ese país. Las dos primeras fueron la UEFA, que le sacó la final de la "Champions League" a San Petersburgo para dársela a París, y la Federación Internacional de Automovilismo, que suspendió la carrera de Fórmula 1 en Sochi planificada para septiembre. Dos movimientos rápidos que aparecieron el mismo día en el que se registró la primera avanzada. Sin embargo, lo más llamativo ocurrió el domingo. La FIFA ordenó que no se jueguen torneos internacionales en ese país y, además, sancionó a la Federación. No pueden competir bajo el nombre de Rusia, ni tocar el himno.
La búsqueda de diferentes federaciones internacionales para encontrar un deporte impoluto y alejado de las situaciones políticas lleva incluso a que haya encuentros de fútbol prohibidos. Rusia vs Ucrania, por ejemplo, nunca se podrían cruzar en grupos de Eliminatorias o de Eurocopas. Tampoco lo pueden hacer Armenia vs Azerbaiyan. Está estipulado de antemano por los conflictos armados que existen entre estas naciones. También aparece una situación llamativa. La FIFA, en su afán expansionista, reconoce a Kosovo como una federación deportiva mientras que, por ejemplo, tanto Serbia como Rusia no lo hacen. Es decir, ese encuentro entre ambos también está prohibido.
Además, en el complejo mapa político que envuelve al fútbol mundial, el mejor equipo de Ucrania y habitual competidor en la Champions League, el Shakthar Donetsk es de la región de Donbass, corazón del conflicto separatista en ese país. Por eso, ahora, técnicamente, tiene su sede en la república autoproclamada de Donetsk, aunque -por la guerra interna- no puede jugar en esa ciudad desde 2014, cuando estalló esa guerra. A ellos, por ejemplo, también se le suma el Sheriff Tiraspol, de Moldavia, pero que en realidad pertenece a la región de Transnistria, otra república separatista aliada de Moscú.
Con todo este preámbulo y bajo su propio mandato, esta vez la FIFA tomó la decisión de sancionar a Rusia. Dentro de su propio rompecabezas y con una mirada occidental -sostenido en sus principales socios económicos-, la Federación de fútbol avanzó aunque dentro de sus estatutos sostiene que suspenderá a todas aquellas federaciones en las que se pueda demostrar que hay interferencia política. Bajo este mismo reglamento, en 2003, cuando invadió y ocupó Irak, Estados Unidos no perdió su localía, tampoco tuvo que cambiar su escudo y hasta pudo disputar la Copa de Oro de la Concacaf. También organizó el Mundial femenino.
Por otro lado, ahora, varias asociaciones dieron un paso más. Suecia, República Checa y Polonia sostuvieron que, directamente, no quieren jugar contra Rusia, más allá de sus sanciones. Incluso, la Federación Francesa de Fútbol pidió la exclusión de Rusia del Mundial de Qatar. No está claro cómo reaccionará la FIFA ya que, según su reglamento, todo aquella selección que se niegue a disputar un encuentro no solo "perderá los puntos" sino que tendrá una sanción de suspensión.
Con esta situación actual, solo resta esperar los próximos movimientos de la FIFA y, principalmente, cuáles serán sus argumentos para aceptar o rechazar los pedidos de algunas federaciones europeas cuando el Mundial está a la vuelta de la esquina.