Los juegos y conductas lúdicas, más allá de la diversión, son una forma de comunicación que no está presente solo en seres humanos. Este tipo de interacción se da también en otros animales, entre ellos, los delfines. Un grupo de científicos italianos y franceses liderados por Elisabetta Palagi estudiaron las interacciones visuales en delfines durante conductas relacionadas al juego. Los resultados, de publicación reciente en la prestigiosa revista Cell, revelan que existe algo parecido a la sonrisa humana. Desde la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ te contamos en qué consiste este descubrimiento sobre los mamíferos marinos.
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El juego es una conducta generalizada presente en varias especies. Juegan los niños, pero también lo hacen los monos, elefantes y hasta las ratas. Aunque este comportamiento es conocido, no se estudió en profundidad en mamíferos marinos. Desde la Universidad de Pisa en Italia, Elisabetta Palaggi y su grupo de investigación se enfocaron en la comunicación visual de delfines mulares, conocidos también como delfines “nariz de botella”, durante episodios lúdicos. Los científicos reportaron que acciones como mantener la boca abierta ocurrían solo en momentos de juego social y no en solitario. Además, esta conducta se daba cuando el emisor se encontraba en el campo visual del receptor, lo que sugiere que los delfines se fijaban en el estado de atención de su compañero de juego. Además, al observar el receptor la boca abierta de su compañero, este respondía con el mismo simpático gesto.
Estos resultados los obtuvieron luego de observar más de 800 sesiones de juegos que correspondían a más de 80 horas de videos en los que estaban presentes 22 delfines. Más allá de identificar los episodios de bocas abiertas, los científicos también alertaron sobre la presencia de mordeduras. Sin embargo, les fue fácil asignarlas a una conducta lúdica y no a una pelea ya que el delfín que mordía primero dejaba que su compañero haga lo mismo segundos más tarde. De manera similar, acciones como perseguir y huir también fueron encasilladas como lúdicas cuando el delfín que las iniciaba permitía que su compañero responda de la misma manera.
En el otro extremo de las conductas se encuentran aquellas caracterizadas como agresivas. En estos encuentros los delfines realizaban violentos movimientos verticales con la cabeza. Los científicos europeos encontraron solo quince de estos comportamientos en los videos y ninguno de ellos estuvo realizado con la boca abierta, ni por parte del agresor o de la víctima. En las agresiones se registraron también sonidos que realizan los animales con la mandíbula; de hecho, esta señal acústica es una de las más agresivas y los científicos solo identificaron una. En general, los delfines jugaban y no se ponían violentos.
Gracias al trabajo, se puede afirmar que la simpática imagen de un delfín con la boca abierta corresponde a una sonrisa.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas