Tras el discurso en el Congreso de la Nación, Alberto Fernández subió a su auto junto a su pareja Fabiola y a su hije, Estanislao.
Con música popular de fondo, iniciaron su camino hacia la Casa Rosada donde hablará por la tarde.
En un clima festivo, a pesar de las altas temperaturas, miles de personas quisieron saludar al nuevo presidente cuyo auto no pudo avanzar por las multitudes que se acercaban.
Personas con banderas de partidos, sindicatos, individuales. Nadie quería quedarse sin una foto o entregar una carta al nuevo mandatario que tuvo que salir asistido dada la cantidad de gente que quería expresarle sus emociones.