"El primer colegio secundario privado incorporado a la enseñanza oficial que se especializa en Música Rock y Pop en nuestro país". Esta es la carta de presentación de Palermo Sounder (Fray Justo Santa María de Oro 2363, Buenos Aires), el Bachillerato fundado y coordinado por el ingeniero electrónico y en telecomunicaciones Ariel Garbarz, que se desempeña también como director de Seguridad y Comunicaciones de la AFTIC-UTN.
Concebida con el fin de hacer un aporte a la calidad de los músicos en la Argentina, los estudiantes finalizan la cursada con los títulos certificados por la Universidad Tecnológica Nacional de bachiller orientado en Artes e Intérprete e Instrumentista de Música contemporánea con orientación Rock y Pop. Además reciben la capacitación laboral de Operador en Grabación y Producción Musical. "Nuestro objetivo no es que el chico asimile conceptos teóricos y después agarre el instrumento, sino que lo agarre primero y a raíz de tocarlo querer ir a melodías más complejas y que lo lleve a la teoría", cuenta el director de la institución, Pablo Cillo.
De los cinco años que lleva la formación, docentes y alumnos coinciden en que la materia troncal del bachillerato es la de ensamble. "Los obliga a trabajar en grupo y de una manera que ellos se enganchan. Forman lo que en psicología se denomina 'un grupo operativo', que se constituye en torno a la realización de una tarea donde cada uno de los integrantes del grupo tiene una función específica que si no la cumple la banda no funciona", explica Cillo sobre el objetivo pedagógico de esta asignatura.
"Es la más importante porque ahí te das cuenta cómo te sentís tocando con otras personas y podés armar proyectos en común", valora Agustín Lomez, ex alumno de la escuela y que hoy se desempeña como cantante y guitarrista de la banda Pragma. Además, agrega: "De mi formación musical es lo que más rescato porque aprendí a mejorar el manejo del instrumento y tuve muchas recomendaciones. Los ensambles ayudan mucho sobre todo a aquellos que son tímidos y terminan siendo sociables".
En cuanto al enfoque pedagógico, Palermo Sounder propone una educación personalizada, con clases en pequeños grupos e individuales en el caso de las de instrumento. Sobre el concepto de "educación personalizada", Cillo señala: "Cuando un alumno viene por primera vez tiene una entrevista y no hay examen de ingreso. Se le pregunta qué música escucha, si toca en un grupo, qué materias le gustan. Así se arma un perfil del estudiante y permite prever en qué grupo de ensamble lo podés incorporar y con quién se va a relacionar mejor". Además, agrega que de esta manera "si conocés bien quién es el alumno es más fácil que esté cómodo y que tenga un desarrollo integral que no solo pase por lo académico".
Más allá de los conceptos teóricos, se le da prioridad al vínculo del alumno con el instrumento. Esto es así, que todos los años Palermo Sounder graba un disco y realiza dos shows en vivo en el bar The Roxy. "Uno de los temas que ensayan para tocar en vivo lo graban en el disco a mitad de año. Participan alrededor de 15 bandas, un total de entre 80 y 100 estudiantes, y los géneros musicales son variados. Los alumnos también preparan la gráfica y en noviembre está el disco", comenta Cillo.
En consecuencia, el alumno se va de la escuela no solo con un analítico con las materias aprobadas un grupo musical armado sino también con una base de currículum con la práctica y la experiencia necesarias para salir a conquistar el mercado de la música.