Ghosting: la nueva modalidad de separación

30 de julio, 2015 | 18.34

El ghosting no es otra cosa que la desaparición repentina de una persona de la vida de otra, a la cual estuvo vinculado/a en una relación de pareja. Separarse sin previo aviso, sin explicaciones ni derecho a réplica. Desaparecer.

Este fenómeno está atrayendo la atención de los medios de tal manera que hasta el New York Times le dedicó un espacio al tema donde dicen que el ghosting es un término utilizado como el verbo que describe la acción de terminar una relación cortando de raíz todo contacto con la otra persona, ignorando todo intento de comunicación por parte de la misma.

Y para que una acción se convierta en un término específico para describir un fenómeno tiene que pasar algo de suficiente relevancia e impacto social, como que durante el 2014 en Estados Unidos, en una encuesta realizada por YouGov/Huffington Post se registró un 11% de personas sobre una muestra de 1000 adultos que "fantasmearon" a sus ex parejas; el 83% de los encuestados asegura no haberlo hecho.

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En el mundo de las celebrities Charlize Theron y Sean Penn son un ejemplo actual del ghosting, al ser Charlize quien decidiera separarse de Sean Penn desapareciendo sin rastro.

Esta falta de compromiso con el otro (y con uno mismo) es homologable a la que sucede con, por ejemplo, las llegadas tarde a una reunión o la suspensión repentina de una cita, habilitadas por la disponibilidad de enviar un mensaje instantáneo a través de dispositivos móviles. La tecnología móvil permite y facilita dar aviso de manera eficaz a cualquiera y en cualquier momento, desde cualquier lugar. Se genera así una suerte de omnipresencia en el imaginario colectivo que permite y legitima este tipo de cambios de planes repentinos donde el compromiso con el otro queda en segundo plano.

El New York Times también se preguntó por esto y si este tipo de comportamientos se vuelven más predominantes con el avance tecnológico y con el hecho de que ahora es tanto más fácil ver las interacciones de tu ex con otras personas mientras te ignora completamente.

Apps como Tinder, Badoo, etc. muestran cómo hay un ejército de reserva de potenciales amantes que incitan al ghosting.

Aunque es discutible, ya que el ghosting no depende únicamente de aplicaciones para encontrar pareja o amantes, sino de actitudes que anulan al otro eliminando toda posibilidad de diálogo, incluso el derecho a réplica más básico, mediante la desaparición. Si esta práctica se tornara tan usual en Argentina como lo es en Estados Unidos, habrá que revisar qué herida social nos quedó de los 30.000 desaparecidos durante la dictadura cívico militar del '76 más allá de las atenientes a la memoria social, a la lucha por los derechos humanos, entre tantas otras. La alienación y la anulación del otro no es otra cosa que un exterminio de orden psicosocial, si se quiere, al no haber un genocidio materializado en cadáveres.

El ghosting, a fin de cuentas, es matar al otro simbólicamente desapareciendo, así se esté motivado por el odio y el resentimiento quien desaparece no sólo anula al otro al no darle posibilidad alguna de respuesta, sino que se anula a sí mismo con la confusa intención de "limpiar su historial". Lo que no se ve ni se recuerda, no existe. Poco hay en esta práctica de elaboración de la separación del otro y menos aún, de su materia prima: el duelo.