El negro más negro tiene dueño

11 de marzo, 2016 | 13.14
¿Qué ocurre cuando el negro se convierte en propiedad de un artista?

El debate ha surgido después de que el reconocido Anish Kapoor, con título de sir, haya comprado en exclusiva los derechos de un pigmento llamado Vantablack. Se trata de la sustancia más oscura que se conoce hasta la fecha. En un principio, fue desarrollada por la firma británica NanoSystem para aplicaciones militares y equipos astronómicos. Pero el escultor de origen indio, uno de los más influyentes a ambos lados del Atlántico, lleva utilizándola para sus obras desde 2014 y ahora se ha convertido en su dueño legítimo. El Vantablack, fabricado por la empresa Nanosystems, absorbe el 99,965% de la luminosidad al estar creado por un sistema de microtubos que hace que la luz rebote entre ellos y nunca llegue a reflejarse. Los efectos que consigue en las diferentes expresiones artísticas son impactantes porque el ojo humano no puede recoger el tipo de sombras que ayudan al cerebro a interpretar la forma de un objeto. Una pieza arrugada de papel de aluminio cubierta con una capa de este pigmento parece casi completamente plana.

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Hasta el momento, la principal aplicación del Vantablack fue como pintura del fuselaje de aviones espías. Kapoor ha adquirido este pigmento con una restricción: solo lo puede utilizar para fines artísticos.


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¿Es ético por tanto que Kapoor se agencie del negro más negro? ¿Es moral que haga pagar a los colegas que quieran utilizarlo? Lo cierto es que los monopolios siempre han existido en el mundo del arte. En la Edad Media, se desembolsaban grandes cantidades por los raros de pigmentos que se encontraban sólo en Afganistán y que conseguían crear un azul único para los cielos de los paisajes.

En el siglo XVIII, los principales artistas, incluyendo Benjamin West y Joshua Reynolds, también pagaban por utilizar la denominada «sombra de Tiziano», una mezcla de marfil negro y azul de Prusia que se suponía era del color secreto del maestro veneciano. En realidad, fue un truco urdido por un pintor llamado Ann Provis, que se mofó de la Real Academia.

Yves Klein (1928-1962) sentía una profunda preocupación por el color. En 1956, hizo experimentos con un aglutinante y la textura en polvo de un pigmento ultramarino en crudo todavía inestable, su patentado International Klein Blue (IKB) en 1960. En 1957 inauguró una exposición en Milán que incluía 11 pinturas monocromáticas azules sin enmarcar. A partir de este momento incorporó el IKB en todo tipo de objetos, como esponjas, globos y bustos