En 2013 quedó de un lado de la grieta y eso lo benefició. Cuatro años después, esa misma grieta lo perjudico, no pudo escaparle a la polarización y quedó alejado de la discusión. Aún con el 12 por ciento obtenido en la provincia de Buenos Aires reflejado en las pantallas de los canales de noticias, Sergio Massa despertó aquel lunes 23 de octubre a sabiendas que se despediría del Congreso, aunque con la clara idea de lo que tendría que hacer a partir de ese día: comenzar de cero.
Y así lo demostró ayer, cuando reunió a su tropa en el Museo de Arte de Tigre para realizar un brindis de fin de año, en donde ratificó su pertenencia a la oposición peronista, al tiempo que pidió "abrazar a todos aquellos que buscan darle a la Argentina una alternativa frente a un gobierno que mira a los sectores más ricos", en un gesto de acercamiento al votante más opositor de la administración nacional.
En un breve discurso, que contó con la presencia de Graciela Camaño como principal referente, Massa felicitó a su bloque de diputados por "haberle dicho no" al ajuste sobre los jubilados, y pidió ayudar a construir una Argentina más igualitaria.
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De esta forma, el líder del Frente Renovador reapareció en la arena política, y aunque desde su entorno aseguran que no habrán definiciones "hasta marzo del año que viene", sí se comenzaron a revelar algunas pistas de lo que se viene: avenida del medio, acercamiento con el PJ y apuntar a "alimentar y engordar" un gran espacio opositor peronista sin Cristina Kirchner.
Hace pocos días, Massa almorzó junto al nuevo líder del Partido Justicialista bonaerense, Gustavo Menéndez, y aunque desde el entorno del ex intendente son cautos, no descartan un regreso al PJ en el mediano o largo plazo: "Hay que apuntar hacia un gran acuerdo opositor", aseguran, aunque inmediatamente aclaran que "Cristina es el límite".
"Vamos a charlar con todos los que vengan, pero siempre reafirmando que nuestro espacio es el Frente Renovador", expresó una fuente del círculo íntimo del ex jefe de Gabinete en diálogo con este medio, para luego agregar: "Hay que ver qué hacen con ella los compañeros. Hoy es una piedra en el zapato", en clara referencia a ex presidenta, hoy senadora electa en la Provincia con más de 3 millones y medio de votos.
Si bien desarmó su oficina política de Tigre para montar un estudio jurídico en el que ya firmó algunos contratos con firmas importantes de Noruega, Ecuador y con una ONG internacional, el ex funcionario kirchnerista sigue de cerca la agenda diaria: se quedó despierto y en comunicación constante con los diputados de su espacio durante la madrugada del lunes 18 de diciembre, cuando se votó la reforma previsional, y lo mismo hizo pocos días atrás, cuando se discutía en la Legislatura bonaerense la adhesión al Pacto Fiscal, e incluso mantiene diálogo con algunos dirigentes oficialistas, aunque no con el presidente Mauricio Macri, a quien no trata hace más de un año.
Por lo pronto, Massa se muestra relajado y en su entorno afirman que "no hay ningún apuro" para charlar de cara a 2019: "Hasta febrero de 2019 no se define nada, hay que estar atentos pero tranquilos. Nosotros estamos convencidos que la avenida del medio es la propuesta a profundizar", sentenciaron.
Es por eso que aprovechará los calurosos días de enero para tomarse unas vacaciones en Pinamar, para luego emprender un viaje a Estados Unidos, donde afianzará relaciones con el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani.
¿Participará Massa de un acercamiento al PJ durante la famosa cumbre de referentes en Santa Teresita? "Pinamar queda lejos de Santa Teresita", sostienen, entre risas, en el espacio del tigrense. Por ahora, a Massa lo espera un año lleno de desafíos políticos para escaparle a la grieta y construir un espacio que sea capaz de trascender la polarización electoral en la que cayó Argentina hace ya algunos años.