El presidente Javier Milei aprovechó los escenarios de Washington para afirmar que la pobreza ya cayó al 36%, producto de la "fuerte recuperación que está teniendo la economía", pero hay debate entre los especialistas sobre cuál es el verdadero escenario social.
Milei aseguró: "Nosotros recibimos una pobreza de frecuencia mensual del 57%, y hoy estaría en el 36%, es decir que bajamos la pobreza 21 puntos porcentuales". De esta manera, el presidente sostiene que esos números surgen de proyecciones realizadas por especialistas a enero último, es decir, muy por delante la estadística consolidada que difunde el INDEC. Así, tras tocar el 57% según Milei, este indicador clave habría caída casi 20 puntos, según la óptica oficial.
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De acuerdo con la última medición consolidada del INDEC, en el tercer trimestre de 2024 se verificó un 40,1% de pobreza y la indigencia fue del 9,7%. Proyectados, esos porcentajes arrojan que hay poco más de 17 millones de pobres, de los cuales 4,1 millones son indigentes, es decir, tienen problemas para alimentarse adecuadamente. En ese panorama, la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, es el distrito con menos pobreza: 15,3%.
La pérdida de unos 185 mil empleos a lo largo del 2024 sería un elemento clave para explicar el deterioro social, según los análisis del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.
En la misma línea, Leopoldo Tornarolli, del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales de la Universidad de la Plata, estimó que la medición de finales del 2024, que se difundirá en marzo, ubicará a la pobreza en torno del 41%, similar al segundo semestre del 2023.
Según el departamento de Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella, a cargo de Martín Rozada, en el último semestre de 2024 la pobreza era del 36,7% cuando el informe oficial del Indec indicó que durante el primer semestre llegaba al 52,9 por ciento. Para la consultora LCG, el nivel de la pobreza fue del en el 38,4% en el tercer trimestre de 2024.
La pobreza escondida
En el marco del plan de devaluación, liberación de precios y ajuste de gastos aplicado por el actual Gobierno, en el primer trimestre de 2024 la pobreza creció interanualmente de 38,7% a 54,9%; al mismo tiempo que la indigencia pasó de 8,9% a 20,3%. Sin embargo, con la desaceleración inflacionaria y lenta recuperación económica tuvo lugar un descenso significativo de estos índices; el cual parece haber continuado hasta ahora, aunque a un ritmo más lento.
De todas maneras, cabe destacar que cuatro de cada 10 personas son pobres; y que, entre ellos, más de uno de cada 2 niños (53,4%) están en la misma situación, al mismo tiempo que más de uno de cada 10 sufre de pobreza extrema (13,4%).
Luego de un año de medidas de ajuste, el plan económico logró una significativa caída de la tasa de inflación, así como una lenta recuperación económica -aunque dispar según sectores, La evolución de los precios de las canastas que sirven de parámetro para medir la pobreza viene retrayéndose aún más que el índice general de precios.
En un marco de férreo equilibrio fiscal, estabilización macroeconómica y lenta recuperación del crédito también la economía real va dando señales de recuperación, aunque no así de expansión. Por ejemplo, tuvo lugar una relativa recuperación de las remuneraciones reales de los trabajadores privados formales a los niveles previos a noviembre de 2023. En igual sentido, aunque en menor medida, también tendieron a recuperarse los ingresos informales, haberes jubilatorios y los salarios del sector público, aunque siendo estos los más castigados por las políticas de ajuste.
En este contexto, los niveles de pobreza e indigencia estadística del tercer trimestre de 2024 fueron similares a los del tercer trimestre de 2023; e, incluso, es de esperar que el promedio de semestral de 2024 esté por debajo del último semestre del año anterior.
Sin embargo, contradictoriamente, los niveles de consumo masivo no parecen haber acompañado esta tendencia, al mismo tiempo que existe un piso estructural de 30-35% de pobreza crónica difícil de quebrar, si no es a través de más y mejores empleos, con mejores remuneraciones, especialmente para los trabajadores informales pobres. De hecho, cabe destacar que casi sin cambios, entre antes y después del peor momento del ajuste, casi el 50% de los ocupados tienen un trabajo precario y el 29% de los trabajadores son trabajadores pobres.