El Congreso estadounidense aprobó nuevas normativas para acelerar el proceso de expulsión de las índices bursátiles de las empresas que no cumplan con requisitos de auditoria, apuntando a diversas compañías chinas que recientemente se vieron cuestionadas por supuesta falta de transparencia.
La legislación, aprobada por el Congreso e incluida dentro del presupuesto gubernamental para el año próximo de US$ 1,7 billones, permite acelerar el proceso para expulsar a las empresas de operar tanto en el Wall Street Industriales como en el Nasdaq en el caso de que los reguladores en Washington no puedan revisar sus auditorias.
Durante este año, Estados Unidos amenazó con prohibir las operaciones en bolsa de casi 200 empresas chinas, con el potencial de esfumar casi US$ 1 billón en acciones en manos de los propios fondos de pensión del país, entre otros inversores.
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En diciembre de 2020, el Congreso aprobó una ley que ya apuntaba directamente a las empresas chinas mediante la cual la Junta de Supervisión de Contabilidad de Empresas Cotizadas (PCAOB), un organismo dependiente de la propia cámara legislativa, obtenía la capacidad de inspeccionar las auditorias de firmas extranjeras cotizadas en Estados Unidos.
La ley establecía un límite de tres años para que cumplan con los requisitos: si para ese entonces continuaban en infracción, las empresas automáticamente serían expulsadas de sus cotizaciones en bolsa.
China no estaba de acuerdo con estas normativas ya que consideraba que la supervisión estadounidense en los libros contables de sus empresas -muchas de ellas, de propiedad estatal- es una acción que viola la soberanía del país al igual que la seguridad nacional.
El impasse entre ambas potencias continúo desde ese entonces y la tensión aumentó en agosto pasado luego de que empresas estatales como China Life Insurance, PetroChina, y China Petroleum & Chemical Corp. anunciaran que planeaban dejar de cotizar sus acciones en bolsas estadounidenses.
Finalmente, ese mismo mes, ambos países llegaron a un acuerdo y China permitió que sus empresas sean auditadas por profesionales de Estados Unidos.
Desde entonces se registraron progresos: el PCAOB afirmó la semana pasada que sus equipos recibieron total cooperación a la hora de realizar sus supervisiones a los auditores chinos, lo cual el mercado lo entendió como un visto bueno para que las empresas chinas no tuvieran dificultades en operar en las bolsas estadounidenses, abriendo el paso a nuevas cotizaciones desde el año próximo.
Sin embargo, los funcionarios estadounidenses advirtieron que esta postura puede cambiar en cualquier momento, algo reforzado por la legislación aprobada ayer que reduce de tres a dos años el límite para cumplir con las normas.
Estuve peleando para que haya más control para las empresas extranjeras que usen el capital americano, afirmó en un comunicado difundido por la agencia Bloomberg, John Kennedy, representante republicano por el Estado de Luisiana, quién señaló que las autoridades reguladoras finalmente tendrían ahora el poder para recordarle a China que acatar las reglas no es algo opcional.
En tanto, la presidenta del PCAOB, Erica Williams, señaló que la normativa permitirá mantener protegidos a los inversores mientras continuamos demandando acceso completo (a los libros contables de las empresas chinas).
Con información de Télam