El artista y productor argentino Axel Caram sorprende nuevamente con su nueva balada Que me falta, interpretada por Maru Rogers y Eicost, junto al talentoso n.a.n.o. Este lanzamiento marca un nuevo capítulo en la carrera de Caram, quien recientemente se despidió de sus exitosas Sesiones Al Cuadrado y presentó Funk Love con Piku, Sael y Valentina Olguín, reafirmando su enfoque colaborativo y su conexión con talentos emergentes.
Axel Caram continúa siendo una figura clave en el movimiento urbano, con millones de seguidores que lo acompañan en su crecimiento artístico. Su capacidad para fusionar sonidos y colaborar con exponentes del género ha resultado en éxitos virales, como Suelta junto a Callejero Fino y Para el Tik Tok de Lolo OG. Estos temas han dominado las plataformas, destacando su influencia en la escena musical actual.
Desde sus inicios en la música a los 13 años, Caram cultivó su pasión por los remix, alcanzando más de 40 millones de reproducciones en su canal de YouTube. Con éxitos como el remix de Soy Peor de Bad Bunny, su trabajo ha resonado en el público. La creación del concepto Axel Caram Al Cuadrado consolidó su presencia, con 10 sesiones que han acumulado millones de visualizaciones y reproducciones en diversas plataformas.
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Firmado por Black Koi Entertainment, el artista sigue deslumbrando con su creatividad y su habilidad para generar composiciones explosivas. Su legado en la música urbana sigue en ascenso, y su último lanzamiento promete mantenerlo en el centro de la escena musical. Con Que me falta, Axel Caram continúa demostrando que su talento no conoce límites y que su influencia seguirá creciendo en el futuro.
La música urbana: entre las marcas de lujo y la necesidad de un cambio social
La música urbana es uno de los géneros más escuchados y sus letras, al igual que sus videos, muestran en exceso el lujo, la plata y el éxito. Nombran marcas caras de la industria automotriz, como Ferrari, V6 y BMW, de ropa, como Balenciaga y Gucci, de accesorios, como Rolex o Chanel, o de lugares extranjeros, como Madrid, Los Ángeles o Miami (aunque, en ocasiones también, se menciona a Buenos Aires, siempre en relación con las demás ciudades). La música que está de moda sobre todo entre los más jóvenes coloca casi como un mandato al éxito, pero esto dista del acceso que tiene este sector de la sociedad a lujos cotidianos, principalmente por la situación laboral actual.
Según el último informe del mercado de trabajo del INDEC, durante el primer trimestre de este año la tasa de empleo para el grupo de varones de 14 a 29 años descendió del 49 por ciento al 45,2, y para las mujeres bajó de 37,2 por ciento a 34. A su vez, en la población desocupada, entre las mujeres de 14 a 29 años la tasa de desocupación mostró un ascenso de cuatro puntos (13,4 a 17,3 por ciento) y entre los varones de la misma edad, la tasa ascendió 2,6 puntos (de 11,5 a 14,1). Además, se incrementó el número de personas que están buscando trabajo desde hace menos de un mes y de quienes están en esa situación desde hace un mes y hasta tres meses.
En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, la doctora en Antropología Social (UNSAM) especializada en prácticas musicales en contextos urbanos Guadalupe Gallo abre el juego: “El dinero es una temática transversal a cualquier género musical. El deseo de estar mejor económicamente o de ambicionar un objeto no es propio de un tipo de género. Lo que nos tendríamos que preguntar es ¿por qué nos preocupa tanto eso? ¿Por qué nos inquieta que otros estén hablando, deseando y cantando metafóricamente sobre algo que pueden anhelar?”.
La investigadora afirma que géneros como el rock o el tango también tienen letras que adulan al dinero y nombran marcas (como Sumo) y plantea que no hay que ver esto como algo malo sino como la música como expresión y construcción de una identidad. “Así como en otro momento lo fue el mundo del trabajo, la música hoy es una de las principales vías por la que construimos nuestra subjetividad. Nos permite identificar quienes queremos ser, qué deseamos, qué no y qué no queda tan cercano a mi horizonte”, enfatiza.
Por su parte, Soledad López, directora de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNQ especializada en culturas juveniles, aporta: “Hay que poner el foco en qué usos se hacen de esa música y no pensarla solo como mensajes comunicacionales. ¿Los jóvenes las escuchan para tener un momento reflexivo? ¿Afectivo? ¿O la recepción está centrada en la rima? De esa manera, podremos saber si las proyecciones o deseos están centrados en el dinero o esto pasa a un segundo plano“.