Shock por la pregunta ética más difícil de responder, según la Inteligencia artificial

La Inteligencia artificial reveló la pregunta más difícil de estos años de era digital hiperconectada y planteó un interrogante sobre la autonomía de las personas a cambio de eficiencia de cara al futuro.

30 de septiembre, 2025 | 16.29

En plena revolución digital, la tecnología se infiltra en cada rincón de nuestras vidas, desde la forma en que trabajamos hasta cómo nos conectamos o consumimos información. Pero mientras los avances tecnológicos se aceleran gracias a la Inteligencia artificial, las leyes y los consensos sociales no logran seguir el ritmo, generando un debate ético sin precedentes. Ante este contexto, ChatGPT nos permite indagar cuál es la pregunta ética más compleja que enfrentamos en estos años y la respuesta fue clara y contundente: “¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra libertad a cambio de comodidad tecnológica?”.

Esta cuestión refleja un fenómeno cotidiano: cada vez que usamos aplicaciones de delivery, redes sociales, noticias o GPS, delegamos decisiones y responsabilidades en sistemas tecnológicos que actúan con una influencia mucho mayor de lo que solemos reconocer. La tecnología no solo nos facilita la vida, sino que también condiciona nuestras elecciones.

Además, la irrupción de la inteligencia artificial genera incertidumbre en el mercado laboral, ya que muchos puestos se ven amenazados por la automatización. Esto lleva a preguntarnos si basta con hacer un uso responsable y supervisado de la IA o si, por el contrario, estamos desarrollando una dependencia que refleja un sentimiento de incapacidad colectiva: “Porque cuando todos repiten que la IA lo hace mejor y más rápido, ¿por qué no creerle?”.

El verdadero dilema no reside en juzgar si la tecnología es buena o mala, sino en cómo la incorporamos a nuestra vida diaria. Cada vez que aceptamos términos y condiciones sin leerlos o permitimos que algoritmos decidan qué noticias consumir o qué caminos tomar, cedemos fragmentos importantes de nuestra autonomía. Si bien ganamos eficiencia, también perdemos control.

Según la IA, la pregunta ética más difícil de la era digital está vinculada a nuestra libertad.

La respuesta de la Inteligencia Artificial

La inteligencia artificial advierte que el mayor desafío ético actual es encontrar un equilibrio entre aprovechar los beneficios digitales y preservar nuestra capacidad de decisión. “El verdadero peligro no es que las máquinas piensen por sí solas, sino que nos acostumbremos a dejar de pensar nosotros”, subraya.