Córdoba no sale de la conmoción: este fin de semana fue asesinado por la Policía de Córdoba, Joaquín Paredes, un chico de 15 años que tomaba cerveza con amigos en la plaza de su pueblo, Paso Viejo, a 170 kilómetros al noreste de la Capital provincial. Por el crimen hay cinco policías presos, acusados de homicidio agravado.
Joaquín Paredes tenía 15 años, cursaba tercer año en el colegio secundario IPEA 306 “Dr. Amadeo Sabattini” de su pueblo y trabajaba en una plantación de papas con su papá y sus tres hermanos. El sábado a la noche se había juntado con unos amigos en la plaza cuando, ya iniciada la madrugada del domingo, se desató la tragedia:
-Una versión dada por los vecinos dice que uno de los chicos se descompensó y lo llevaron al dispensario, que estaba cerrado, los amigos protestaron y llegó la Policía a reprimir y ahí fue asesinado Joaquín.
-Otra versión asegura que la Policía llegó a la plaza y echó a los amigos del lugar y que en vez de irse a sus casas, se fueron cerca del dispensario a seguir su reunión de amigos, volvió la Policía y se desató la tragedia donde fue asesinado Joaquín.
Las dos versiones coinciden en que los policías se bajaron en inmediaciones del dispensario, hubo insultos, corridas y balazos: a Joaquín lo hirieron por la espalda y la bala policial dio en el corazón, murió a los pocos minutos. Un caso calcado al asesinato de Blas Correas, el chico de 17 años asesinado la madrugada del 6 de agosto pasado, cuando policías de la Capital le dispararon por la espalda, causándole la muerte minutos después.
Dos amigos de Joaquín también fueron heridos por la Policía: Jorge Navarro (18) y Braian Villagra (15), quienes fueron derivados a Villa de Soto, una pequeña ciudad norteña a 22 kilómetros de distancia.
“Ayuda, ayuda”, gritaban los chicos. Al ver a los adolescentes malheridos, se sumaron vecinos para ayudar y socorrerlos, porque el dispensario seguía sin atención. Y se desató una resistencia a la policía que incluyó insultos y pedradas contra los agentes y los móviles policiales.
En el lugar quedaron decenas de vainas de balas calibre 9 milímetros, las mismas que usa la Policía. Tras la balacera, los policías retrocedieron y se protegieron en la Subcomisaría de Paso Viejo.
Inmediatamente, este pueblo de poco más de 1.000 habitantes se llenó de jefes policiales. Pero también llegó la fiscal de Deán Funes, Fabiana Pochettino, quién analizó las pruebas, el lugar donde ocurrió la balacera y dispuso la detención de cinco policías: Maykel Mercedes López (24), Enzo Ricardo Alvarado (28), Iván Alexis Luna (25), Jorge Luis Gómez (33) y Ronald Nicolás Fernández Aliendro (26); quiénes serán alojados en la cárcel de Cruz del Eje. Además, fue sumariado un subcomisario de apellido Gallardo, que se desempañeaba como jefe de zona.
La fiscal Pochettino ordenó distintos peritajes para determinar cómo sucedieron los hechos, si todos los agentes utilizaron sus armas y de qué arma salió la bala asesina. Se secuestraron cinco pistolas de la Policía y ninguna arma civil. Para la fiscal no hubo enfrentamiento armado.
Gatillo fácil en Córdoba
En 2020, además de Joaquín Paredes, asesinado en Paso Viejo este fin de semana; fueron muertos por policías: Blas Correas en Nueva Córdoba y Luis Morenigo en Alta Gracia; Gastón Mirabal en villa La Tela; Franco Sosa en barrio San Lorenzo y José Avila en Villa El Libertador.
Desde la Policía, algunos jefes señalaron que el crimen de Joaquín se dio cuando “los policías respondieron porque habían sido brutalmente agredidos”. Ayer a la mañana, el ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla ordenó que un equipo de la Nación se sume a la investigación de este caso de violencia institucional.
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Al enterarse de la rápida acción de Pietragalla, el gobernador cordobés Juan Schiaretti ordenó que su ministro de Justicia, Julián López, se comunique con los familiares de Joaquín y le brinde contención. Nada de eso ocurrió hace poco más de dos meses cuando la misma Policía de Córdoba asesinó a Blas Correas en esta capital.
También, desde el Gobierno cordobés anunciaron que se iba a desarrollar “un nuevo protocolo para actuar” por parte de la Policía de Córdoba, una fuerza de 23 mil uniformados.
La Regional Córdoba de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) emitió un comunicado donde señala que “A Joaquín lo balearon por la espalda; como hace dos meses la Policía baleó por la espalda a Blas Correas (17) en Córdoba Capital. Los dos adolescentes murieron a los pocos minutos, víctimas del gatillo fácil policial. Además, en el ataque a Joaquín Paredes fueron heridos por las balas policiales Jorge Navarro, en el tobillo y la pantorrilla; y Braian Villagra, en el brazo derecho y en la pierna, provocándole fractura de fémur”.
La APDH Córdoba destaca que “al igual que en el homicidio de Blas, por el crimen de Joaquín Paredes fueron detenidos los policías que lo asesinaron; y una vez más queda demostrado que no se trata de casos aislados o excesos de los agentes, sino es una consecuencia de una política de Estado; donde en los últimos 20 años fueron denunciados 60 homicidios como consecuencia de casos de gatillo fácil”.
“Los responsables de esta política de Seguridad de la Provincia, que decreta la pena de muerte sin juicio previo a pibes cordobeses como Joaquín Paredes, son el gobernador Juan Schiaretti, el ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera y el jefe de la Policía cordobesa, comisario general Gustavo Vélez”, denunció la APDH Córdoba y reclamó la renuncia del ministro y el jefe de la Policía.