Estados Unidos informó el martes de más de 1.000 muertes por COVID-19, lo que equivale a unas 42 víctimas mortales por hora, según un recuento de Reuters, ya que la variante delta sigue haciendo estragos en zonas del país con bajas tasas de vacunación.
Las muertes relacionadas con el coronavirus se han disparado en Estados Unidos durante el último mes y se han registrado una media de 769 al día, la más alta desde mediados de abril, según el recuento de Reuters.
La administración del presidente Joe Biden confirmó el martes por la noche que planeaba ampliar los requisitos para que los viajeros lleven mascarillas en los aviones, trenes y autobuses y en los aeropuertos y estaciones de tren hasta mediados de enero.
El recuento realizado por Reuters a partir de datos estatales el martes mostró 1.017 muertes, lo que eleva el número de fallecidos por la pandemia a algo menos de 623.000 personas, el mayor número de muertes comunicado oficialmente por cualquier país del mundo.
La última vez que Estados Unidos registró más de 1.000 muertes diarias fue en marzo.
El sur de Estados Unidos sigue siendo el epicentro del último brote, ya que Florida registró un récord de casi 26.000 nuevos casos la semana pasada, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
Entre los nuevos casos se encuentra el del gobernador de Texas, Greg Abbott, cuyo estado está inmerso en una cuarta oleada de COVID. Abbott dio positivo en la prueba de COVID-19 el martes, pero hasta el momento no presenta síntomas de la enfermedad, dijo su oficina.
El número de niños hospitalizados con COVID-19 está aumentando en todo el país y era de 1.834 hasta el martes por la mañana, según datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, una tendencia que los expertos sanitarios atribuyen a que la variante delta tiene más probabilidades de infectar a los niños que la cepa original alfa.
Con información de Reuters