A casi dos años del inicio de la Pandemia, la Argentina ha logrado reafirmar el camino de salida de lo que fue un hecho social traumático y disruptivo. En ese marco comienzan a vislumbrarse algunas marcas superficiales de lo que dejará el paso del coronavirus en todas las dimensiones sociales y culturales. En el ámbito de la política lo que vemos es una reconfiguración del mapa institucional. Digamos que la paleta de colores que componían el campo de lo posible se ha ampliado (o profundizado) en estos dos años formalizando e incorporando proyectos, figuras e ideas de la derecha más conservadora o lo que se conoce como la ultra derecha.
No hace falta aclarar que no se trata de ideas nuevas. La derecha ha existido siempre, más o menos disfrazada bajo los conceptos del neoliberalismo, y muchos de sus referentes suelen ocupar lugares privilegiados en los espacios de toma de decisiones, los medios de comunicación corporativos, la Iglesia y los poderes concentrados. No hace falta ir muy lejos para comprobarlo. La plataforma política, económica y cultural de Juntos por el Cambio está bastante empapada de los valores y pre conceptos de dicho sector. Pero lo que sí resulta una novedad coyuntural es el auto reconocimiento de algunos sectores que, por primera vez, en varias décadas se sienten habilitados para levantar las banderas de la derecha sin filtro (o sin vergüenza), trasladarlas a la conversación social, e institucionalizarlas.
La derecha y su ingreso al Congreso
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Así como existe Vox en España o el Bolsonarismo en Brasil, en Argentina se ha creado “Avanza Libertad”. El partido esta encabezado por los diputados electos Javier Milei, por la Ciudad de Buenos Aires, y José Luis Espert, en la Provincia. Los números de las últimas elecciones del 14 de noviembre evidencian que se trata de un proyecto con mayor volumen de apoyo en Capital Federal que en el resto del país. Según el recuento provisional el candidato porteño consiguió el 17% de los votos, mientras que en la Provincia Espert acumuló la mitad: 7,5% . Si se confirman las cifras en el escrutinio definitivo el partido tendrá tanto en el Congreso de la Nación como en la Legislatura porteña un bloque con 5 bancas.
La tercera figura llamativa es la compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel, quien sin dudas representa el factor sorpresa. La abogada es hija de Eduardo Marcelo Villarruel que en 1982 fue parte de la guerra de Malvinas y de la jerarquía militar del gobierno dictatorial como segundo jefe de la Compañía de Comandos 602. En el armado del bloque ella es quien mejor representa el discurso negacionista de la Dictadura y la defensa de genocidas, corriendo hacia la derecha incluso la Teoría de los Dos Demonios, ya que lidera la Asociación civil Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), creada en 2006, y trabaja defendiendo a “víctimas del terrorismo”. Quienes completan el quinteto son Carolina Píparo, que saltará de su banca en Juntos por el Cambio a Avanza Libertad, y el arquitecto Hugo Bontempo, Presidente de UCEDE provincia de Buenos Aires.
Por qué Milei es tan atractivo para lxs jóvenes de sectores urbanos
Como dije anteriormente, la derecha no es una novedad en ningún lugar del mundo. Sin embargo sí hay elementos innovadores en las formas de construcción política de esta nueva derecha del siglo XXI y cómo busca encastrar perfectamente sobre el colchón de pensamientos de época, emociones pre formateadas y experiencias biográficas truncas que comparten una parte importante de la sociedad, en especial lxs jóvenes. La mayoría de lxs militantes y votantes del espacio son centennials, tienen entre 16 y 25 años, y provienen de la Ciudad de Buenos Aires. Todavía el fenómeno Milei, y el movimiento libertario sigue siendo más que nada porteño, o ligado a la lógica cultural de las grandes metrópolis urbanas. Aunque su aspiración política sí lo es y luego del domingo ha comenzado a gestar una gira nacional que no casualmente comienza en Formosa, tierra fiel a Gildo Insfrán.
Resulta casual que sean mayormente jóvenes quienes lo voten? Entiendo que no. Justamente el sentimiento que lxs une es la bronca, el enojo, la impotencia ante un presente que choca con las expectativas construidas, y un futuro tan impredecible como excluyente. Estamos ante una juventud híper capacitada, con acceso permanente a fuentes de información inagotables, ya sea a través de la institución formal o la auto gestión que propone el mundo digital y los consumos culturales. Ese sector social sale a un mundo donde escasean las oportunidades laborales, en el que se han perdido los beneficios de la sociedad industrial (trabajo estable, cobertura social, vacaciones pagas, e indemnización). Esta brecha, subestimada por gran parte de la política, es la causa principal de la frustración y el enojo de esta parte de lxs jóvenes en estado de incipiente politización, para quienes la responsabilidad es de la “casta política” y el Estado.
Un Juego de niñxs
A esto puede agregarse que mucho de lo que en estos espacios sucede es incomprensible para gran parte del arco político adultx. La generación de “nativos digitales”, es decir personas que nacieron, crecieron y se educaron 100% en el ciberespacio, produce, crea, habla, piensa y consume de una forma completamente diferente a las generaciones migrantes (a la digitalidad). Esto ha generado que por primera vez en la historia lxs jóvenes saben cosas y hablan lenguajes que sus padres, o docentes, ignoran. Esto ha modificado radicalmente la forma en que lxs jóvenes se relacionan con adultxs, con el mundo que les proponen, y las formas políticas que lxs identifican. No es casual que Javier Milei haya desarrollado gran parte de su campaña en redes sociales y plataformas digitales, y hasta haya preferido para el cierre un Streaming de 12 horas seguidas transmitido en las plataformas Twitch y YouTube, formato muy similar al que usan los gamers y consumen lxs pibxs todos los días de su vida.
El domingo el bunker de “Avanza Libertad” parecía el salón de actos de una Universidad, probablemente privada, o la Sala Común de Slytherin en Hogwarts, por las banderas amarillas e imágenes de serpientes de cascabel con el lema “Dont tread on me” o "No me pisotees", ambos símbolos del Libertarismo estadounidense. Pero ese “juego de niñxs” también incluyó banderas nazis; la bandera confederada de Estados Unidos, símbolo de apoyo a la esclavitud y la supremacía blanca; y un guardia de seguridad que en medio del acto en el Luna Park amenazó con sacar una pistola, y casualmente sirvió como excusa perfecta para instalar en la opinión pública el tema de la tenencia de armas para defensa personal como método de lucha contra la inseguridad.
Para un sector del progresismo el hecho de que sean lxs jóvenes quienes participen de estos proyectos lo vuelve inofensivo, o menos peligroso. Se tiende a subestimar la expresión política al ser medida como una “moda” o una foto de época donde la esfinge rebelde se corrió de la izquierda a la derecha, pero eventualmente cambiará. Como dice Pablo Stefanoni en su último libro “¿La rebeldía se volvió de derecha?” no hay garantía ni forma de prever que en realidad lo que vemos se trata de una formación marginal o minoritaria. En este marco la postura de “superioridad moral del progresismo”, la risa socarrona de quienes señalan y se burlan en vez de tratar de entender, y quienes aún hoy todavía creen que la rebeldía siempre será de la izquierda, resulta un obstáculo al momento de desentrañar qué se esconde por detrás. Hay que ser muy necio o muy ciego para ignorar que las TIC, la cultura digital y el mundo que vivimos crean nueva formas de interacción social, modelan otro tipo de subjetividades, alteran las formas de ver el mundo y entender la realidad.
El componente anti feminista y la “mentira igualitaria”
“Gracias a Dios tengo fueros… ¡quiero tetas!”, dijo José Luis Espert a las horas de conocerse los resultados electorales que lo convirtieron en Diputado. No es el único gesto machista y misógino hecho en público. Es que el movimiento libertario ha adoptado una postura fuertemente antifeminista. Durante los últimos años tanto la izquierda como el kirchnerismo han sabido articular y crear redes políticas y sociales con los movimientos de mujeres y diversidades. Las conquistas de las minorías y la mirada de género ingresaron a la política con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y en la actualidad se han consolidado durante el mandato de Alberto Fernández. Lxs libertarios cuestionan dicha agenda y señalan que se trata de una “mentira igualitaria” que funciona como cortina de humo.
En la política los espacios que unx no ocupa, eventualmente son o serán ocupadxs por otrxs. De alguna manera la izquierda ha dejado de hablarle a estxs jóvenes perdedorxs de la globalización, y a lxs nuevxs trabajadorxs cuyos formatos laborales se parecen más al emprendedorismo que a un trabajo en blanco con vacaciones pagas. La derecha, con mucha audacia, supo construir un discurso y promesas que encastran con esas realidades, aunque sean una ficción y nunca vayan a dar una solución real a los problemas y conflictos actuales. Este tipo de discursos, aunque pre formateados, son muchísimo más efectivos en su aplicación diaria, en su parámetro de lo cotidiano. Están quirúrgicamente teledirigidos a la estimulación de deseos del yo, de frustraciones y fibras emocionales negativas.
Así como Trump no puede entenderse sin la crisis del modelo industrial estadounidense, el boom de Milei como líder juvenil no puede ser pensados sin el ajuste económica del gobierno macrista, que instauró un modelo excluyente de las mayorías, y los efectos socio culturales y económicos de la pandemia en medio de una crisis de representación. El agigantamiento de la figura del “control” del Estado, las medidas de asilamiento social, y la estigmatización de los comportamientos juveniles fueron las chispas que encendieron los imaginarios vinculados a las libertades individuales naturales. Por eso, si bien sabemos que puede leerse como una continuidad de la línea política y económica de Juntos por el cambio, su sostén discursivo es el de separarse del “status quo”. Analizar las flamantes expresiones de lxs jóvenes (que pueden ser minoritarias pero no menos paradigmáticas), las formas de militancia política que desarrollan, el efecto de las TIC y los modelos de construcción de subjetividad son imprescindibles para entender la Argentina que viene, e imaginar acciones posibles desde nuestros espacios.
