Brasil vive momentos de suma angustia por la pandemia del coronavirus. Jair Bolsonaro tomó medidas tardías, subestimó las consecuencias y las principales ciudades se preparan para una verdadera catástrofe. Entre los epicentros de contagio se encuentra San Pablo, que ya anticipa lo peor y construye grandes cementerios para alojar a los inminentes muertos.
Las autoridades paulistas ya comenzaron a realizar excavaciones en el mayor cementerio de Brasil, Vila Formosa, en el estado de San Pablo, uno de los más golpeados por el coronavirus. Allí pueden verse centenares de pozos hechos con el tamaño de ataúdes para recibir los cuerpos que estiman podrían completar cada una de esas sepulturas.
Para hacer frente a la ola de muertes que atraviesa el estado más populoso y rico de Brasil, que ya cuenta con 188 víctimas fatales y 3.506 casos confirmados, su gobernador Joao Doria dispuso la contratación urgente de personal para realizar las excavaciones en aquel cementerio y pidió la ampliación de las tumbas donde ya hay más entierros.
Las excavaciones tuvieron un aumento del 45%, de acuerdo al diario Estado de San Pablo. Misma situación ocurre en los privados donde se reforzó además la protección de sus empleados y los servicios.