En un 2016 pendular, la Argentina sufrirá una caída de su actividad económica cercana al 3%, con una industria en retroceso del 5% y la construcción con un desplome del 14%, aunque sobre el final estos indicadores clave comenzaron a mostrar leves síntomas de reacción.
De acuerdo con estimaciones públicas y privadas, el consumo tendrá un declive del 10%, como consecuencia del proceso recesivo y de una caída de más de 8 puntos en el poder adquisitivo de los asalariados, que volvieron a perder la carrera contra la inflación.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El costo de vida se incrementó alrededor del 43% según las mediciones de consultoras privadas que los legisladores difunden en el Congreso, con una tímida desaceleración en el último trimestre.
En esta caída tuvo efecto la política de tasas del Banco Central, que elevó los rendimientos de las Lebac por encima del 38% para ir bajándolas, aunque el efecto secundario fue un encarecimiento del crédito que terminó impactando en la actividad.
La eliminación del cepo cambiario en diciembre de 2015 provocó una devaluación del peso de más de 60%, ya que el tipo de cambio pasó de $9,85 el 10 de diciembre a los $15,80 pesos actuales. En el inicio del año, el billete "verde" cotizó a $13,30 por lo que la devaluación de la moneda nacional fue del 17%, pero si se la compara con el récord de $16,27, supera el 20%.
El déficit primario argentino se acercó entre enero y noviembre a los 400 mil millones de pesos, registró un fuerte aumento del 56% contra 2015 y se ubicó en casi 80% de la meta anualizada.
El Gobierno espera lograr la pauta proyectada del 4,8% del PBI, aunque el costo haya sido planchar la obra pública y achicar el gasto.
LEÉ MÁS: Se triplicaron los problemas de salud mental por los despidos en la era Macri
La balanza comercial argentina tendrá un superávit superior a los 2.000 millones de dólares, producto de una caída en las importaciones -reflejo del efecto recesivo- y no tanto de una mejora en las exportaciones.
Las reservas del Banco Central comenzaron el año en 25.563 millones de dólares y a fines de febrero habían superado los 30.000 millones producto de un préstamo de siete bancos internacionales por 5.000 millones, para terminar el 2016 en más de 38 mil millones.
Por la baja de retenciones de fines de 2015 -que significó una pérdida de ingresos de 4.000 millones de dólares al Estado-, la cosecha de granos marcará un récord de 125 millones de toneladas y puso en rol protagónico al trigo, que venía retrasado, aunque tendrá un aumento de 10,9 a 15 millones de toneladas. Un resultado parecido tendrá el maíz que llegó a 4,7 millones de hectáreas sembradas, 27% más que la cosecha anterior y un panorama similar con el girasol.
La liquidación de divisas de agroexportadores creció de 19.000 millones de dólares en 2015 a los 23.000 millones de este 2016, que permitieron mantener un tipo de cambio equilibrado, junto con los fuertes ingresos por el blanqueo de capitales.
El sector ganadero, muy golpeado en los últimos años, consiguió una sensible recuperación y según datos privados el stock vacuno se ubicó en 53 millones de cabezas.
Las economías regionales y algunos rubros agroindustriales como el lácteo, los porcinos y avícolas sufrieron fuertes quebrantos, al igual que los productores de peras y manzanas de Alto Valle de Río Negro, que protagonizaron una singular protesta en Plaza de Mayo repartiendo productos y con largas colas de personas esperando.
El tambero fue uno de los rubros más castigados: cerraron alrededor de 400 establecimientos y la producción de leche se contrajo más del 10%.