En sintonía con lo que fue el resultado nacional, en Santa Fe hubo una contundente victoria del Frente de Todos, que se impuso en la categoría presidente por 43 puntos a 34 que obtuvo Juntos por el Cambio y 12 que cosechó la fuerza de Roberto Lavagna. Los resultados en la categoría Diputados fueron muy similares, lo que muestra que casi no hubo corte de boleta.
El aporte de Santa Fe, donde estaban habilitados para votar casi 2,7 millones de ciudadanos, fue importante para la victoria nacional. La provincia es el tercer distrito electoral después de Buenos Aires y Córdoba, con un peso de 8,18% sobre el total.
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Unas 26 listas compitieron para pasar las primarias y llegar a las generales (el Frente de Izquierda y el partido Unite de Amalia Granata también lo hicieron) donde se pondrán en juego 10 bancas. La conversación, en realidad, fue entre el peronismo unido, el macrismo y Consenso Federal, que lleva en la provincia candidatos del Frente Progresista que integran el socialismo y sus aliados. La fuerza de Lavagna, que no tuvo una gran cosecha, luchará por meterse en la polarización y el socialismo intentará volver a tener una banca en Diputados: “El resultado es un piso para crecer”, dijo el candidato Enrique Estévez.
La participación de la ciudadanía fue importante, del 78%. Pero se produjeron varios inconvenientes que empañaron la jornada: en la provincia se reportaron problemas para cubrir las autoridades de mesa, que en muchos lugares llegó al 50% de insasistencia, y también con algunos padrones que tenían datos erróneos y no permitían votar a los electores.
Además, hubo problemas con el sistema de escaneo y transmisión de datos realizados por el correo junto a la firma Smartmatic. En algunos lugares el Ejército no dejó a los fiscales informáticos sacar la foto de los telegramas con los resultados de las mesas para tener un reaseguro, lo que valió una presentación a la Justicia por parte de los apoderados nacionales porque esto se repitió en varios distritos. Desde Cambiemos contaron que tuvieron que reponer boletas en muchas escuelas, en especial las céntricas, porque hubo "robo, vandalismo y ocultamiento”.
Festejos
Con el recuerdo aún fresco del acto en el Monumento a la Bandera rebosante de gente que fue a apoyar la fórmula del Frente de Todos, los Fernández arrasaron en Rosario. Si bien los sondeos venían dando bien al binomio peronista, el resultado fue realmente inesperado, porque la diferencia fue tan grande que cobró ribetes de paliza: 47% a 28%. En las zonas más populares como La Tablada o Empalme Graneros hubo una proporción de 3, 4 y hasta 5 a 1 a favor de F-F.
Había un gran optimismo en el peronismo, que cree que la destacada elección lo deja a las puertas de una victoria en octubre en primera vuelta. Un dato a destacar es que el resultado provincial fue incluso similar al que sacara Omar Perotti en junio al quedarse con la gobernación con el 40,5%.
En el centro de campaña del PJ la gente comenzó a concentrarse hacia las 20 y ya se percibía un clima de victoria. El ya clásico canto de "vamos a volver" sonaba a cada rato. Pero hacia las 22 explotó la calle, que ya estaba cortada por la multitud. “Se siente, se siente Alberto presidente”, bramaban los simpatizantes justicialistas, envueltos en un festejo que tuvo mucho de desahogo tras elecciones adversas en 2015 y 2017.
Pasadas las 21, se subió al escenario la vicegobernadora electa Alejandra Rodenas junto a toda la lista de diputados por Santa Fe, quien destacó el proceso de unidad que permitió la victoria del peronismo en la provincia. “Las victorias no se construyen solas sino que son fruto del trabajo colectivo. Después de las elecciones provinciales les pedimos a todos que no bajaran los brazos y eso ocurrió. La sociedad le dijo no a un gobierno que nos ha lastimado mucho”, definió.
A continuación habló Marcos Cleri, de La Cámpora, que encabeza la nómina y destacó que los santafesinos dieron en las urnas "un mensaje esperanzador, de futuro y de amor". También confió en que el resultado permita "construir en armonía entre el futuro gobierno provincial (de Omar Perotti) y el futuro gobierno nacional de Alberto y de Cristina", y recordó en ese sentido los cinco puntos estratégicos que Fernández firmó con los gobernadores en Rosario la semana pasada.
Se esfumaron
En contraste, en el bunker del PRO había mucha cautela hasta que se conocieron los resultados oficiales. En la previa, los dirigentes creían que una diferencia de hasta 6 puntos era reversible, pero la sonrisa se esfumó cuando el Ministerio del Interior finalmente cargó las cifras en la web que arrojaron una ventaja de 15 puntos de la fórmula F-F.
En tanto, el cabeza de lista Federico Angelini decía temprano sin mucho convencimiento que hicieron "una mejor elección de la que esperaban" y destacaban que les había ido bien en el interior de la provincia, con componentes ruralistas. Minutos más tarde, con los resultados oficiales cargados, reconocería que les había ido mal y lo atribuía a “la situación económica”. “El resultado es elocuente y no hay mucho más que agregar”, dijo con desolación.
En Rosario y Santa Fe (Macri perdió por 42% a 34%), las ciudades más grandes y golpeadas por las políticas a nivel nacional, el desempeño de Cambiemos fue muy malo. A las 22, cuando Macri asumió la derrota, la base del PRO quedó vacía. Tan solo algunos militantes se quedaron limpiando la mesa de catering que estaba dispuesta para la prensa.
Un rasgo particular es que hubo personas que pasaban por la puerta y gritaban cargadas por la derrota del oficialismo, e incluso se escuchó un "viva Cristina". Toda una postal de la deblace de Cambiemos en una ciudad en la que hasta hace sólo dos años los resultados le sonreían.
Además del ancla que representó la gestión nacional, en Santa Fe Juntos por el Cambio tuvo un inconveniente extra por una interna en la categoría de legisladores que no se terminó de saldar. El radical Martín Rosúa presentó una lista propia que competía con la oficial, encabezada por Angelini, presidente del PRO en la provincia. Ese sector intento que no puedan participar con la boleta pegada a la de Mauricio Macri, y el tema terminó en la Justicia, que decidió que Rosúa lleve una boleta corta.
Pero mientras tanto, se siguieron repartiendo boletas completas, que no eran válidas. Y a último momento, en aras de no perjudicar las chances de Macri, ni siquiera la mandaron al correo, por lo que ni siquiera estuvo en el cuarto oscuro. Como ya había en circulación muchas boletas largas, el ciudadano que la llevó desde su casa y la metió en el sobre terminó con su voto impugnado o recurrido. Sin dudas otra imagen que ilustra la confusión de una fuerza política que pasa sus peores momentos mientras es castigada por el electorado.
*Nicolás Maggi es corresponsal de El Destape en Santa Fe.