Con un particular estilo de vagos aires tangueros y oscuras sonoridades electrónicas, que podría posicionarse como un posible eslabón de extremos conformados por el universo de Daniel Melingo y Nick Cave, El Italiano, alter-ego del compositor, cantante y productor Alejandro Giannini, reformula en clave urbana, y más precisamente con paisajes porteños, el mito frecuente entre los griegos del héroe caído y redimido, en su conceptual disco debut "Cross a la mandíbula".
A lo largo de siete cortes, El Italiano construye una suerte de epopeya sonora, en un ámbito inequívocamente porteño, con múltiples referencias al respecto, como el título del disco tomado del prólogo de "Los Lanzallamas", de Roberto Arlt; la cita al Jacinto Chiclana de Jorge Luis Borges o la apelación a la "Primavera porteña", de Ástor Piazzolla.
"Las obras que siempre me gustaron hablaron desde lo particular hacia lo universal. Por más que tuvieran buena repercusión, no pensaban en eso, sino que encontraban algo universal, una épica que les resultaba familiar. Yo quise hacer el camino del héroe, como en el mito griego. Hay algo universal ahí que atrae", dijo el artista a Télam.
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La construcción de esta suerte de novela sonora contó con la colaboración de los violinistas Damián Volotin y Sara Ryan, el pianista Pablo DiNardo -de Mi Amigo Invencible-, y el guitarrista Odin Schwartz. Estos dos últimos y Sergio Bosco participaron además de la producción, que fue dirigida por Ariel Farias y El Italiano.
Pero el origen de este "Cross a la mandíbula" probablemente se remonte a varios años atrás, cuando Giannini abandonó la escena under de la que era parte con el grupo Pampa, y la música toda, para irse a Calabria, pueblo original de su familia, y luego recalar en Barcelona
"Estaba enojado porque no tenía nada que decir respecto a la música y, en algún punto, la música me parecía intrascendente. No quería hacer algo desde el lugar de la vanidad", rememoró El Italiano ante esta agencia.
"De manera casual, casi cinematográfica, viajando a Mar Chiquita solo, empecé a componer con el grabador de voz. Ese mantra de estar repitiendo toda una melodía, me pareció increíble, sanador, y entonces empecé a componer de nuevo", reveló.
A la hora de pensar el disco, El Italiano advirtió que "la premisa era que tenían que ser canciones y no tenía que haber nada que dé la sensación de andar jactándose con formas, arreglos o firuletes obvios, tenía que darse naturalmente porteño", lo que obligó a ingresar en una dinámica de "mucha prueba y error" y "mucha autoexigencia".
La "épica por la heroicidad" que atraviesa conceptualmente al disco es precisamente lo que el artista encuentra como "un denominador común" entre el sur de Italia y "lo porteño".
"Para mí es un disco muy de ciudad, muy urbano. Pero pensá que en Italia están muy desarrollados. Lo rural en Europa está muy relacionado con lo urbano, muy interconectado. Pero la música y la lírica es muy porteña y tiene olor a tango", definió a modo de conclusión.
Con información de Télam