(Por Javier Berro).La artista irlandesa Róisín Murphy, quien supo ser la voz del influyente grupo Moloko y continúa desde hace dos décadas explorando diversos caminos dentro del pop electrónico con su carrera solista, señaló que fue muy liberador poder componer y producir su álbum Hit Parade en la intimidad de su casa en Londres y sentenció que todos sus discos giran alrededor de temas como el amor, la sensualidad, la entrega, la libertad, la filosofía y la ciencia.
Murphy aterrizará pronto Buenos Aires para el Primavera Sound: es una de las cabezas del cartel de la primera jornada en el Parque Sarmiento, que ese mismo 25 de noviembre tendrá como cierre a The Cure, y además servirá dos días después uno de los side shows del festival en el C Complejo Art Media, junto a los locales Ibiza Parea y Uma.
Además de buenas críticas, Hit Parade su sexta placa, con producción del alemán DJ Koze- logró ubicarse como una de las más escuchadas del año en el Reino Unido, una marca inédita para la artista que supo proyectarse a gran escala mundial con Sing It Back, aquel súper hit de finales de los noventa que patentó junto a Moloko.
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Desde aquel proyecto, que fundó a mediados de los noventa junto a su expareja el productor Mark Brydon, y que le valió su primer salto a la música, es que Róisín sigue haciendo y deshaciendo sobre márgenes que configura entre la música disco y la electrónica y que contienen dentro su indomable espíritu artístico, el cual se alimenta también de otros universos musicales como el soul, del arte visual y la moda.
Fue muy conveniente trabajar a distancia. No distó mucho de la manera con la que suelo trabajar cuando voy a un pequeño estudio en Londres para grabar las voces que luego le mando a un productor. En este caso, DJ Koze quiso que aprendiera a usar el mismo software que él para que yo pudiera grabar desde mi casa. Fue muy liberador de repente poder hacerlo encajar con cualquier momento libre que tuviera, señaló la cantante
Más allá de esta nueva dimensión en la producción, señala que no hay cosas en el disco que realmente sean tan diferentes de los anteriores: Todos son acerca del amor, la sensualidad, la entrega, la libertad, la filosofía, la ciencia. Mis temas se mantienen bastante consistentes a lo largo de mis álbumes, solo que trabajo con diferentes productores a lo largo del tiempo y entonces toman diferentes visiones, señaló a Télam.
En particular, la visión de Koze es bastante única, señaló sobre su colaborador, el dj nacido bajo el nombre de Stefan Kozalla, que guió el proceso de Hit Parade desde Hamburgo: Le di todo para que él pudiera elegir y quedó encantado con recibir en sus oídos lo que directamente salía de mis labios.
Agarró todas las sesiones, inclusive las del principio, y fue testigo de cómo se me iban ocurriendo las ideas. Yo a veces prefiero más esas primeras tomas que suenan como más imperfectas pero que logran que las voces se sientan como más dentro del oído, completó.
Télam: ¿Cómo dialogaron en este último disco tu costado musical con tu faceta de artista visual que traés desde la niñez?
Róisín Murphy: Vengo haciendo la dirección creativa de las tapas de los discos desde hace un largo tiempo. A partir de Hairless Toys empecé también con los videos y las visuales de los shows. En este disco no quería volcarme en absoluto hacia una imaginería visual pop superficial. Quería hacer algo poco común, como lo era la música. Hacer algo sobre lo cual te pudieras seguir haciendo preguntas al respecto. Cuando era chica tenía un disco que se llama Locus Abortion Technician, de Butthole Surfers, que traía en la tapa un payaso bastante horrendo que tenía cruces en lugar de ojos. Todo el mundo que lo veía en casa se quedaba como pensando qué carajos es esto. Con la portada de Hit Parade quise generar esa misma impresión. También porque el álbum tenía un contenido y un sonido al que debía rendirle honores, sabiendo que la música venía de donde venía. Todo parte de un punto de vista artístico.
T: ¿Y cómo fue esa búsqueda hasta dar con esta portada?
RM: Empecé buscando en internet para inspirarme. Me la pasé mirando mucho arte hecho con Inteligencia Artificial. Hace unos meses hubo como una explosión de gente que empezó a usar mucho esta tecnología para fines artísticos. Y como alguien que viene del mundo visual, me sentí muy atraída. Me encontré con una artista que hacía esculturas y pinturas y que exhibía en galerías que había empezado a jugar con las IA. Quería meter algunas de sus imágenes y no tener que recrearlas. Así que las compré como quien compra un vestido y las puse en mi disco. En función de esas ilustraciones, hicimos una sesión de fotos para el fotomontaje. Literal, fue como meter un vestido dentro de un sueño retorcido. El disco en sí está como dentro de un multiverso; por eso la imaginería tuvo mucho que ver con un preciso momento que a la vez fuese atemporal, al menos todo lo que pudiera serlo.
T: Este álbum inaugura tu relación con la disquera independiente Ninja Tune ¿Qué buscás a la hora de definir este tipo de alianzas? ¿Lo más importante es resguardar tu libertad creativa?
RM: Ya había grabado el disco antes de mostrárselo a productoras y disqueras. Desde hace muchos años que disfruto de esta gran libertad de poder hacer mis propios discos: recién cuando los termino es que cierro algún tipo de trato. Me resulta la mejor opción para no quedar atascada en algún contrato. Desde el primer disco de Moloko (Do You Like My Tight Sweater?, de 1995) hasta Ruby Blue, mi primer disco solista, siempre estuve bajo un contrato. Habría sido más conveniente otra cosa si hubiera tenido la opción en ese entonces. Hoy me parece que para artistas como yo, una disquera puede ser una mejor opción que publicarlo de manera independiente, donde todo es más difícil. Yo hoy busco cuál es la mejor opción para cada momento. Tengo una base de fanáticos bastante grande y puedo llegar a ella, entonces no me resultaría tan difícil hacerlo por mi cuenta. Hoy cuento con Ninja Tune que tiene gente que está muy enfocada y sabe un montón sobre el streaming y sobre nuevas áreas en las que puedes empujar aún más las cosas. Son muy buenos en eso. Aún así, soy como una artista soñada porque puedo llevar adelante mis propias cosas. La música, los videos, el diseño gráfico, la banda. De alguna forma, soy como de sueños, aunque tal vez en otras no lo sea (risas).
T: Dentro del álbum hay un interludio que se llama Spacetime donde se te escucha jugando con un niño ¿Es la voz de tu hijo?
RM: Sí, es mi hijo más joven. Es naturalmente un baterista; tomó lecciones y tiene un timing natural como puedes notar. Eso lo grabamos hace un par de años. Ahora él piensa que suena como un niño pequeño y se avergüenza, pero está reclamando su porcentaje de las regalías. Lo cual es bastante complicado porque no tiene una cuenta bancaria (risas).
T: ¿Qué tipo de show vas a traer en esta visita a Buenos Aires para tus dos presentaciones en el marco del Primavera Sound?
RM: Son conciertos aptos para todo público. Depende del tipo de show que hagamos, a veces el concepto es más corto y es más bang-bang, pero un buen bang-bang. Cuando hay una hora y media para tocar, el espectro se vuelve más amplio para desarrollar una historia. Pero, bueno, los shows van a tener nuevas canciones y también muchas otras viejas que también me encanta tocar. Las visuales son fantásticas al igual que la iluminación. La banda es un sueño; es lo mejor que tengo. Son geniales y nunca me decepcionan, aunque también son bastante caros (risas).
Con información de Télam