El histórico cantor Carlos Gardel llegó a lo más alto de la fama mundial por su voz, pero también gracias a las destacadas y profundas letras de tango que compusieron referentes del género a principios del siglo XX. Esos temas con los que brilló el Zorzal Criollo quedaron inmortalizados tras su muerte y uno de ellos fue interpretado por numerosos cantantes. Se trata de “Mano a mano”, escrito por Celedonio Flores en 1920 y que llegó a ser parte del repertorio de Julio Iglesias.
“Mano a mano” es una canción que refleja el tango en sí mismo, porque habla de la tristeza del compadrito que añora el amor de una mujer a la que no supo valorar en su momento y que, en el fondo, le reprocha haberse ido detrás de un hombre con dinero. El poeta fue contemporáneo de Carlos Gardel y en 1920, el diario “Última hora” publicó un escrito titulado “Por la pinta”, que habría llamado la atención del Zorzal Criollo. Fue así que lo musicalizó junto a José Razzano.
Este primer tema se llamó “Margot”, donde habla de una mujer ambiciosa que no fue seducida por un bacán, sino que eligió su propio estilo de vida: “Vos rodaste por tu culpa, y no fuiste, inocentemente. Berretines de bacana que tenías en la mente.” Y la protagonista de “Mano a mano” es una especie de “Margot” que elige una vida poco honorable a cambio del buen pasar, una decisión reprobable hace más de un siglo: "Rechifla'o en mi tristeza, te evoco y veo que has sido
De mi pobre vida paria, sólo una buena mujer".
Todos los cantantes que siguieron los pasos de Gardel con "Mano a mano"
Carlos Gardel grabó 21 temas de Celedonio Flores y “Mano a mano”, que tiene un uso ejemplar del lunfardo, puede ser uno de los que calaron más hondo en la preferencia del público tanguero. Así también en íconos de otros géneros, porque fue versionado por otros cantores como Hugo del Carril, Julio Sosa y Roberto Goyeneche, pero no lo dejaron pasar el mencionado Julio Iglesias y el propio artista brasileño Caetano Veloso, entre muchos otros.
El tema tiene una secuencia de acordes circular que sale y vuelve como un boomerang pero de manera lenta. Además, la construcción de las estrofas es bastante particular, por quintetas. Y el tono que Gardel y Razzano le dieron es muy campero, con la acentuación de la milonga tanguera. Y eso acentuó el tono trágico de la composición.
Gardel lo grabó por primera vez en 1923, para el sello Odeón, pero tuvo una segunda grabación, en Barcelona, en 1927. En la década siguiente hubo registro de Charlo, Hugo Del Carril y Roberto Maida con la orquesta de Francisco Canaro. Mucho más tarde llegaron las grandes voces de Edmundo Rivero o Adriana Varela, quien la adoptó para el tango finisecular plasmado en sus discos. Se puede contar que también la grabaron Joaquín Sabina, Vicente Fernández y Andrés Calamaro.
En la amplia producción musical de Celedonio hay otras obras famosas. “Pan” habla de la realidad social; es la historia de un hombre que está preso por robar comida para llevarle a su familia. “Viejo smoking” es la nostalgia de un pasado mejor y del anhelo de un ascenso de clase que un cantor terminó pagando, más temprano que tarde.
Y en esa línea de evocar tiempos más felices está “El bulín de la calle Ayacucho”. Por otra parte, hay otros tangos como “Atenti, pebeta”, que escaló a su cúspide con la interpretación de Edmundo Rivero y tiene un tono humorístico para aleccionar a las jovencitas sobre el cuidado que se debe tener ante las tentaciones de la mala vida.