El invierno está cada vez más cerca. La temperatura baja, los días se hacen, paulatinamente, más cortos. Pero pareciera que la llegada del frío se contrapone con el calor y la agitación que sacudió a la agenda digital en los últimos días. La violencia política que sufrió la legisladora porteña por el Frente de Todos, Ofelia Fernández, la investigación de Ari Lijalad en torno al espionaje de la AFI durante la gestión de Mauricio Macri y la intervención estatal a la cerealera Vicentín, fueron algunos de los sucesos políticos que se discutieron en las redes sociales la última semana. A continuación, repasamos estos hechos y su repercusión en el mundo digital.
Si hiciéramos un análisis superfluo sobre las redes sociales, rápidamente caeríamos en la cuenta de que Twitter es la plataforma que reúne en mayor medida la información que circula en la agenda mediática. Dirigentes políticos, empresarios y militantes hacen uso de esta vía para comunicaciones de carácter oficial. La semana pasada, Ofelia Fernández realizó un fuerte descargo en esta red social respecto del caso Fátima Aparicio -quien sobrevivió a un intento de femicidio, en tanto su agresor y expareja, Luis Ernesto Rondón estuvo por recuperar la libertad- e inmediatamente comenzó a recibir por parte de distintos usuarios, mayoritariamente hombres, insultos, agresiones y amenazas con un nivel de violencia y misoginia significativo. “Sos nefasta pendejita. Mereces ser violada en manada y después descuartizada. Pero sos tan fea que nadie tiene las bolas para hacerlo. Hija de mil puta”, declama desde el anonimato y la completa cobardía uno de los agresores. Leer y reproducir estas palabras no es agradable para nadie pero es preciso hacerlo para dimensionar la “violencia política” que sufre a menudo la joven legisladora porteña, que fue respaldada en gran medida por el arco político que conforma y por distintas personalidades de la cultura y el arte.
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Esta semana también estuvo marcada por la revelación que hizo Ari Lijalad para El Destape sobre el espionaje ilegal de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) hacia periodistas, académicos y empresarios durante la gestión del ex presidente Mauricio Macri. La investigación dejó al descubierto como a través de las redes sociales, concebidas como fuentes abiertas, se pueden llevar a cabo tareas de inteligencia. “Utiliza las redes como herramienta de viralización de contenidos feminista” o “se destaca que en Facebook la única página de políticos a la que le dio ‘Me Gusta’ es a la de Laura Alonso” son algunas de las frases que figuran en las fichas de los periodistas investigados y que se utilizaban para catalogar con un sistema de semáforo: verde, amarillo y rojo, según la afinidad política a la gestión anterior. Dentro del modus operandi, según detalla Ari Lijalad, hay connivencia de la ex ministra de seguridad, Patricia Bullrich, quien a principios de abril de rasgaba las vestiduras denunciando espionaje por parte del gobierno nacional cuando se planteó la aplicación de un protocolo para el ciberpatrullaje. Lo cierto es que los usuarios de redes sociales no podemos pecar de inocentes y tenemos que ser conscientes de que todo lo que circula por nuestros perfiles de Instagram, Facebook o Twitter está al alcance de cualquiera.
La intervención estatal sobre la cerealera Vicentín, anunciada por el presidente Alberto Fernández fue una de las medidas más controversiales desde que asumió el gobierno en diciembre de 2019, y en el universo digital tuvo una repercusión acorde. En primer lugar, la discusión semántica que se desató en los medios y en las redes: ¿Rescate o expropiación?
Tal como señalaron algunos usuarios en Twitter y Facebook, resulta curioso como ciertos portales de noticias mantienen, con el correr del tiempo, una doble vara entre el primer mundo y la Argentina. Cuando se llevó a cabo en Alemania una intervención estatal sobre la Aerolínea Lufthansa, el diario La Nación no dudó en aseverar que se trataba de un rescate por parte del gobierno alemán. No obstante, tras el anuncio de Alberto Fernández, llovieron críticas e indignaciones. Los posicionamientos políticos en torno al plan rescate no generaron sorpresas. A la soberanía alimentaria y el desarrollo productivo que pregona el oficialismo, la oposición más reticente respondió anunciando la llegada del comunismo y nuestra conversión en Argenzuela.
Dentro de las redes la información se replica y se discute. Los tres sucesos mencionados, tienen una estrecha relación con el mundo digital y es fundamental comprenderlos desde esa perspectiva. Los agravios cargados de violencia machista a Ofelia Fernández por parte de los usuarios de Twitter, la utilización de las redes sociales como “fuentes abiertas” para llevar a cabo el espionaje ilegal de la AFI o los posicionamientos y las repercusiones en torno a la intervención a Vicentín, son claros ejemplos de la interacción constante que existe entre la agenda mediática y el mundo digital.