Las recientes elecciones generales en el reino de España ratifican el quiebre del bipartidismo que gobernó el país desde las primeras elecciones realizadas en 1977, dos años después de la muerte de Francisco Franco. En sus diversas composiciones y alianzas, el hoy Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) lograban acaparar la inmensa mayoría de los votos. Hasta el año 2014, ese bipartidismo parecía inamovible.
Pero en mayo de ese año, apareció una nueva fuerza política llamada Podemos que se presentó a las elecciones del Parlamento Europeo y -para sorpresa de todo el mundo- salió cuarta en todo el país.
y tercera en la capital, Madrid. Podemos, liderada por el joven Pablo Iglesias, aparecía como una continuidad de la voz de las masivas protestas que sacudieron al país en 2011 contra las políticas neoliberales de los dos grandes partidos que -en dicho año- lograron un alto porcentaje son sus respectivas coaliciones.
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Pero en las siguientes, ya en 2015, apenas llegaron al 50% de los votos por la aparición de Podemos y de un partido de derecha moderno -Ciudadanos- que le robó votos al PP. Tener cuatro formaciones con fuerte presencia parlamentaria era toda una novedad para la España posfranquista.
Y ahora, en abril de este año, los “dos grandes” bajaron al 45% con la notable caída del Partido Popular, que perdió casi 4 millones de votos y la mitad de su bancada en las Cortes. Y apareció VOX, un partido de ultraderecha que también le roba votos al PP -entre otros motivos- por considerarlo moderado ante la irrupción del independentismo catalán.
Y si hasta 2011 se hablaba del “bipartidismo” consolidado, en 2019 ya son cinco los partidos nacionales. El PSOE logró esta vez el 28% de los votos y con eso, es la primera minoría con fuertes posibilidades de formar un gobierno; y luego, otros cuatro partidos que obtuvieron entre el 10 y el 16%.
Pero hay otro detalle para observar. Los partidos de derecha no logran tener la mayoría por la fuerte votación nacionalista y de izquierda en el País Vasco y en Cataluña, las dos regiones que -además- rechazan la monarquía y reivindican la república como forma de representación política. Más aún, en el País Vasco ninguno de los tres partidos de derecha consiguió siquiera un escaño.
En la noche del triunfo cuando Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español y líder del PSOE, salió a festejar, la gente le cantaba “con Rivera no”, refiriéndose al líder de Ciudadanos. Sin embargo, el PSOE suele virar a la izquierda y a la derecha según soplan los vientos.
Resta saber si para gobernar buscará el apoyo de Podemos o de Ciudadanos.
Y todavía no queda claro cómo soplarán los vientos.