El viernes pasado el presidente Mauricio Macri designó públicamente a Francisco Oris de Roa como nuevo embajador en los Estados Unidos. El empresario especializado en agronegocios acumula tantos títulos en Harvard como denuncias en la empresa que dirige desde 2011.
Trata de personas, desapariciones seguidas de muerte y narcotráfico son algunos de los más de 25 presuntos delitos que se acumulan sobre las espaldas de la empresa multinacional Expofrut, cuya cara podría representar al país en la principal potencia económica mundial.
La desaparición de Daniel Solano destapó la barbarie. El trabajador guaraní de 26 años fue atacado por una patota de policías provinciales un día después de quejarse por la estafa tendida: A él y sus compañeros reclutados en Salta les habían prometido $5000 mensuales de sueldo, pero la tercerizada Agrocosecha les retenía entre 3mil y 2mil a cada uno.
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“La empresa se quedó con entre 12 y 15 millones de pesos de los trabajadores”, revela Leandro Aparicio quien junto con Sergio Heredia integra el cuerpo de abogados que redactó cada denuncia, reunió más de 400 testigos y leyó los más de 70 cuerpos que integran la causa. Las investigaciones, sin embargo, poco avanzaron en la Justicia.
El modus operandi sería el siguiente: La tercerizada prometía un salario de 5mil pesos sumados a amplias comodidades para los obreros reclutados en el interior salteño. Después de recorridos los 2400 kilometros que separaban a estos hombres de su hogar, se les retenía el DNI, eran obligados a vivir hacinados y en condiciones paupérrimas.
“Estábamos muertos de hambre, pasaban 3 días y no comíamos. Cenabamos mate cocido”, revela Leandro Gomez, trabajador de Expofrut en 2014.
La indignación del magro cobro, motivó a Solano ese viernes 4 de noviembre de 2011 a organizar a sus compañeros para llevar adelante un paro el lunes siguiente. Nunca ocurrió porque desde esa madrugada nadie supo más de él.
Con el avance de la investigación, se logró procesar por intento de homicidio a 7 policías provinciales pero, gracias a varias maniobras judiciales, los efectivos están hoy libres y en ejercicio del poder que les confiere el uniforme.
Con tamaña impunidad, los casos se repitieron. Hector Villagran desapareció el 10 de diciembre de 2011, un mes después que su compañero Solano.
Andres Cuyebay apareció muerto el 10 de marzo de 2015 en el Río Negro Sur. A su esposa nunca la dejaron ver el cuerpo y sospecha que fue asesinado. Su primo Roberto también trabajaba para Expofrut y fue amenazado por un superior de correr un destino similar.
“Ahí no valés como persona”, se sincera Gómez.
Expofrut, la empresa dirigida por el candidato a la embajada norteamericana, presentó ante la justicia todos los recibos que comprueban las retenciones salariales. Sus balances en esos años indican ganancias que superan los 150 millones de dólares anuales.
Mientras, los trabajadores eran también esquilmados con un sistema de tickets a cambio de bienes que irían desde alimentos básicos hasta cocaína. A fin de mes, todo lo consumido se descontaba del sueldo.
Es que Expofrut tercerizaba los traslados de obreros de norte a sur a la empresa trucha El Tucumanito, que – según consta en la denuncia- hacía pasar a los trabajadores por turistas y junto con ellos traficaba hasta 100 kilos de marihuana y/o cocaína por viaje. “Dejaban parte del cargamento en Tucuman y Cordoba hasta llegar a los campos de la multinacional en Rio Negro”, detalla Heredia.
Varios trabajadores se volvieron adictos por los narcóticos administrados diariamente.
“Hay mucha gente que quiere volverse a su casa y les dicen ´bueno, esperá a juntarte la plata, acá nadie te va a pagar el pasaje de vuelta´”, revela Gomez.
Para que el director de esta empresa hiperdenunciada se convierta en el embajador argentino en Estados Unidos, falta la aprobación del Senado de la Nación. Ese órgano en 2012 impulsó una ley sancionada para dotar de recursos a la Justicia en la investigación de esta denuncia.
El juego democrático podría permitir que ahora ingrese definitivamente en las sombras aquello en lo que alguna vez se pretendió echar luz.