Es uno de los nombres más reconocidos de la Selección Argentina. Lejos en el tiempo quedó el desplante de Marcelo Benedetto en la Copa América de 2019 cuando lo dejó hablando solo. Ahora, Rodrigo De Paul es un nombre propio, con peso y, sobre todo, uno de los futbolistas más importantes en el título que consiguió el equipo de Lionel Scaloni en Brasil.
Todo quedó claro uno de los primeros días de la Selección Argentina. Lionel Messi, quizás la estrella máxima de la historia del fútbol, estaba en su habitación. Era la vuelta del crack después de lo que fue el Mundial de Rusia 2018, la desazón y un grupo nuevo. El tan temido recambio había aparecido. El 10 estaba en su pieza en el predio de la AFA, con un grupo de chicos nuevos que casi ni conocía. Un poco más lejos, en otra habitación “el grupo de los nuevos”: Rodrigo De Paul, Leandro Paredes, entre otros. Pero fue el mediocampista que ahora está en Atlético de Madrid quien tomó la lanza: “Vamos a invitar a Leo a tomar unos mates”, dijo. Se levantó, agarró un mazo de cartas y tiró: “Leo, ¿jugamos un truco y tomamos unos mates?”. Así, algo que parece sencillo y que en realidad no lo era tanto, se convirtió en el arranque de un grupo nuevo. Esa imagen solidificó todo.
Pero la charla con Messi no es lo único que hace bien Rodrigo de Paul para quedarse en la Selección. Además juega. Es el principal socio de Messi dentro de la cancha y se notó. Como en otros grupos fueron Gago, Banega y -salvando las grandes distancias- Xavi e Iniesta, Rodrigo de Paul se convirtió en el compañero ideal. El que le entrega la pelota y hace la conexión para que el 10 descolle. Pero no es solo un ladero: en la final de la Copa América ante Brasil en el Maracaná, De Paul se hizo cargo de la pelota. Fue el jugador que más faltas recibió: seis y uno de los que más pases completó. Los 35 encuentros a lo largo del torneo con la Pulga le dan un valor distinto.
Tras la final apareció una versión desconocida para muchos hinchas. El pecho inflado, el compañerismo y hasta los comentarios graciosos. El desparpajo que se notó en, por ejemplo, el look con el que llegó al predio de la AFA mostró la personalidad de De Paul. En el primer partido en Argentina, con público, luego de la obtención de la Copa América, el ex jugador de Racing tiró un guiño para los hinchas. Se bajó el cierre de la campera, lo abrió y mostró el parche de campeón. También es uno de los que dejó una de los frenos a Richarlison, el crack brasileño con el que la “pica” deportiva se mantiene.
La historia de Rodrigo de Paul
Made in Sarandí, como su compañero, el Papu Gómez, Avellaneda tiene un lugar especial. Nacido en el fútbol Infantil de Avellaneda (FADI), Rodrigo de Paul empezó su carrera en el Deportivo Belgrano. Su abuelo, Osvaldo, lo tomaba de la mano y lo acompañaba a los partidos, a los entrenamientos hasta que finalmente llegó a probarse en Racing. Allí pasó dolores, pero también tuvo alegrías hasta finalmente llegar a Europa. De a poco, primero convirtiéndose en uno de los pilares del Udinese hasta, finalmente, alcanzar el Atlético de Madrid del Cholo Simeone. Ahora, en la Selección, el pibe de los mates y las cartas es uno de los líderes del equipo de Scaloni.