La elección del estadounidense Robert Francis Prevost como nuevo Papa bajo el nombre de León XIV marca un acontecimiento histórico en la Iglesia Católica. No se utilizaba ese nombre desde 1878, cuando asumió el pontificado León XIII. Han pasado más de 145 años desde entonces, lo que convierte este hecho no solo en un gesto simbólico, sino también en un posible indicio del rumbo que podría tomar el nuevo papado.
León XIII es recordado por su fuerte impronta reformista y por haber abordado cuestiones sociales de peso, especialmente a través de la encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891, en plena era de industrialización. En ese texto, sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia, abogando por los derechos de los trabajadores y una economía con justicia distributiva.
Al elegir el nombre de León XIV, Prevost parecería rendir homenaje a esa visión, en un gesto que algunos interpretan como señal de continuidad con un liderazgo comprometido con los desafíos sociales actuales.
Qué significado tiene la vuelta al nombre León, según la historia católica
El regreso de un nombre papal tan cargado de historia también llama la atención por su rareza. A lo largo de los siglos, solo trece papas se llamaron León. El último, León XIII como se mencionó, fue en el siglo XIX. Asumió el papado en 1878 y falleció en 1903. Esta elección interrumpe un largo intervalo sin uso, y resalta una posible intención de reconectar con un legado de firmeza doctrinal, apertura al cambio y diálogo con el mundo moderno.
Robert Prevost, nacido en Chicago en 1956, es el primer papa estadounidense en la historia, pero tiene además una sólida trayectoria en América Latina, donde desempeñó roles eclesiásticos de peso en Perú antes de ocupar cargos relevantes en el Vaticano. Esta experiencia multicultural y su cercanía con los pueblos del sur global son aspectos que también marcan una diferencia en el perfil del nuevo pontífice.
¿Qué dijo León XIV en su mensaje Urbi et Orbi?
En su primer mensaje Urbi et Orbi, León XIV subrayó su compromiso con la unidad de la Iglesia y con la construcción de la paz global, dos temas clave en un contexto internacional convulsionado. En sus palabras se percibió la voluntad de tender puentes, enfrentar los desafíos del presente y continuar el camino de reformas iniciado por sus antecesores.
El nombre León tiene peso propio en la historia de la Iglesia. León I, “el Grande”, fue un papa del siglo V que defendió la doctrina frente a las herejías y detuvo la invasión de Atila el Huno mediante el diálogo. León XIII, en tanto, actualizó la mirada eclesial sobre la justicia social. Con este telón de fondo, León XIV se presenta como un líder que busca combinar tradición y renovación.
La misa solemne de entronización se celebrará el 18 de mayo, y será la primera aparición pública formal de León XIV ante fieles de todo el mundo. Con esta elección, el Vaticano no solo inicia un nuevo ciclo, sino que vuelve a abrir una página histórica que permanecía cerrada desde hace casi siglo y medio.
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