Alrededor de 5,6 millones de chicos son pobres en la Argentina. De esa cantidad, 1.300.000 directamente se encuentran en la indigencia, con lo que sólo consiguen lo mínimo para comer, según datos difundidos por Unicef sobre la base de estadísticas del INDEC. Las mediciones corresponden al último trimestre del año pasado y fueron proyectadas a todo el país por el organismo dependiente de la ONU.
Esta crítica situación tiene otro costado altamente preocupante: uno de cada diez chicos y chicas de 5 a 17 años trabaja en actividades domésticas intensivas y/o en el mercado, según datos de la Universidad Católica Argentina (UCA).
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En el informe de la Unicef se indica que prácticamente una tercera parte de los chicos argentinos (29,7%) se encuentra en la línea de pobreza. El 10,8% de los niños del país no tiene para comer, indica el informe "La pobreza monetaria en la niñez y adolescencia en la Argentina", elaborado por Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo y evaluación de programas de Unicef, y Jorge Paz, investigador del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE).
Los especialistas sostuvieron que "si se segmenta la población de niños en tres grandes grupos de edad se observa que la incidencia mayor de la pobreza se verifica para el grupo de 13 a 17 años (51%), seguido por el grupo de 5 a 12 años (48%) y 0 a 4 años (45%)". En la división por sexos, los varones tienen tasas de pobreza más elevadas, excepto el grupo de 0 a 4 años, en el que hay una "clara desventaja" para las niñas.
El documento advierte que "si bien la pobreza afecta al 47,7% de los niños, la tasa aumenta al 85% cuando el niño reside en un hogar cuyo jefe o jefa está desocupado, al 64% cuando es inactivo o al 65% cuando es asalariado informal". "La pobreza infantil también es mayor en hogares donde la jefa es mujer (55,3%), el jefe o la jefa tiene un bajo nivel educativo (72,5%) o es menor de 25 años (51,6 por ciento)", remarca.
Sostiene que "las diferencias más significativas las padecen los niños que residen en hogares cuyos jefe está desocupado, cuando hay 12 veces más incidencia de la pobreza extrema que cuando es un asalariado formal, y cuando el jefe sólo completó hasta 6 años de educación".
Por otra parte, los especialistas señalaron que "la AUH reduce la pobreza en todos los casos pero mucho más la pobreza extrema que la pobreza en general". "Se puede decir que saca mucha más gente de la indigencia que de la franja que está entre la pobreza y aquellos que no están en la pobreza", señaló.