El compositor y acordeonista de chamamé, Horacio “Chango” Spasiuk, realizó un repaso de su recorrido por la música, sus orígenes en el folklore y cómo ve la escena folclórica en este momento. Además, se manifestó sobre la situación del país y expresó su postura para aportar a la sociedad desde el arte y “mejorar un momento” de su público.
“Como músico trato de respetar a la gente y darles un contenido para mejorarles la calidad de un momento”, remarcó Chango Spasiuk y agregó en la misma línea: “Cada uno desde el lugar en donde está tiene que hacer algo que no impacta en el momento, pero sí en la eternidad”. Del mismo modo, el famoso artista misionero sumó su punto de vista de la escena actual.
“Creo que lo importante es el mercado que tipo de contenidos promociona y estimula y todo lo que en esos términos no están estimulados, donde están esos contenidos. Que espacios creamos para ver esos contenidos, la discusión va por ahí”, remarcó el acordeonista. Más tarde, hizo un repaso de sus comienzos y apuntó la importancia que tuvo su familia.
“Mis abuelos son inmigrantes ucranianos porque la provincia de Misiones, a fines de 1800, recibió mucha inmigración”, recordó el Chango acerca de sus orígenes y la mistura de su música, al mismo tiempo que señaló que cuando nació, lo que es la mistura del litoral ya estaba ahí. “Mi papá en la carpintería escuchaba una programa de chamamé, y cuando terminaba escuchaba uno de Paraguay, y cuando terminaba ese, otro de música brasilera”.
Chango Spasiuk: “Argentino es quien ama el lugar donde nació”
Luego, el folklorista completó: “Es como estar en una habitación con muchos colores y para uno son propios. La ignorancia lleva a la fragmentación. Cuando sos niño, no haces esa fragmentación”. “Yo soy más argentino que cualquier argentino, lo que pasa es que en ese ser argentino hay que de alguna manera resignificar la pureza de la mezcla. Argentino es quien ama el lugar donde nació y todo lo que hay allí”, planteó en una entrevista radial con AM 750.
En ese marco, Spasiuk contó cómo fueron sus primeros pasos con el acordeón y el chamamé en su Misiones natal: “Cuando era chico, ibas a un baile y se tocaba un acordeón, ibas a un casamiento y se tocaba un acordeón, ibas a una kermés y se tocaba un acordeón. El acordeón brilla, tiene nácar, es como un iPad de última generación. Estaba fascinado con el acordeón”.
“Mi papá era carpintero y tocaba el violín en mi casa. Insistí tanto que mi papá me compró un acordeón y aquí estoy. Son 46 años pegado al acordeón”, destacó con orgullo y completó: “Empecé tocando en bailes, pero tocar para que la gente baile es todo un arte. Pero cuando empecé quería tocar otra cosa porque creía que la gente cuando bailaba no escuchaba la música”.