Asombro el tango por lo que vivió Carlos Gardel en Nueva York

Las cartas de un importante músico de Carlos Gardel revelaron las intimidades de la preparación musical de una de las películas más famosas del tango que se grabó en Nueva York.

12 de marzo, 2025 | 16.43

El cantor Carlos Gardel terminó de grabar la película “El día que me quieras” en enero de 1935, con John Reinhardt como director y Alfredo Le Pera como libretista, pero rápidamente comenzó a preparar lo que sería su última actuación antes de fallecer trágicamente en Colombia. El Zorzal Criollo estaba en Nueva York trabajando para la empresa cinematográfica Paramount y comenzó a componer nuevas canciones para el film “Tango Bar”.

Además de la grabación de las famosas películas, ya estaba definida una gran gira de Carlos Gardel por algunos países de Latinoamérica como parte de la publicidad para su tercer film en Estados Unidos, “El día que me quieras”. En ese marco, el cantor mandó a llamar sus guitarristas José María Aguilar, Ángel Domingo Riverol y Guillermo Barbieri, que habían llegado a Nueva York el 31 de enero para sumarse a la gira.

Durante las pausas de filmación en las películas, el Morocho del Abasto aprovechó para ensayar con sus músicos y preparar el repertorio. Por lo tanto, los primeros días de febrero hubo sesiones diarias de ensayos en la residencia del artista más famoso del mundo para la época. Las crónicas se basan en la correspondencia personal de Gardel y de los testigos que vivieron esta verdadera gesta junto a él.

Terig Tucci, músico colaborador del Zorzal contó detalladamente uno de los ensayos: “Esa mañana teníamos otra cita. Cuando llegué al departamento estaban los guitarristas esperándome. El día amenazaba tormenta. Uno de los frecuentes huracanes que se originan en la región del Caribe, se acercaba a Nueva York”.

Así lo repasó Walter Santoro, presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel, sobre hechos que ocurrieron hace 90 años. En la misiva, el músico repasaba: “Apenas comenzamos los ensayos empieza a oírse el preludio de la tormenta, las ominosas amenazas de los truenos”. 

Carlos Gardel con sus famosas guitarras en una de sus películas.

“El pesado torrente ruidoso de la lluvia, la inexorable impetuosidad de los vientos, la imponente majestuosidad de los truenos, se combinan para producir un efecto de pavoroso terror. Nos quedamos pegados a los cristales de la ventana, fascinados ante el majestuoso espectáculo. Un llamado telefónico de los estudios de la Paramount nos advierte que se habían suspendido las actividades del día”, completaba Terig Tucci.

El curioso ida y vuelta de Carlos Gardel con su músico en los ensayos

Además, el guitarrista celebró que el temporal y “la escasez de visitantes” les dio una “amplia oportunidad de ensayar con fructuosos resultados”. “Gardel parecía hipnotizado oyendo los sonoros acordes de las guitarras acompañando sus canciones. Y mirándome con una sonrisita de triunfo anotó: —¿No te lo dije, viejo? Espera que lleguen las guitarras. A mi vez, yo también estaba encantado del éxito de nuestros ensayos, pero no dejó de zaherirme la observación de Gardel”, apuntó. Ante un comentario del músico, el cantor le aclaró: “Lo que quise decir es que otra cosa es con guitarra”.

Finalmente, Tucci reveló que “un par de bromas recíprocas, con la mejor buena intención”. “El acompañamiento de los excelentes guitarristas de Gardel no se limitaba ya a los acordes de primera, segunda y tercera, de que hemos hablado antes; se habían filtrado en las canciones ciertas sutilezas armónicas, como las que habíamos introducido en los arreglos orquestales, que satisfacían a Gardel de un modo excepcional. Así pues, me di por satisfecho”, cierra la histórica carta.