La temporada de huracanes 2020 arranca oficialmente el 15 de mayo en el Océano Pacífico Oriental y 1° de junio en el Pacífico Central. Mientras que también lo hace en esta última fecha en la zona del Atlántico. En todos los casos, se extiende hasta el 30 de noviembre. Según meteorólogos de distintas partes del mundo que han estado analizando las dinámicas oceánicas y atmosféricas en los últimos meses, la actual temporada será peor de lo que se ha visto en años anteriores.
Por eso siempre es conveniente estar alerta y preparados desde mucho antes para estas situaciones extremas, donde la previsión es la mejor herramienta en materia de seguridad. "Estoy seguro de que nadie quiere escuchar esto con todo lo demás, pero parece que será una temporada relativamente activa", anunció Phil Klotzbach, científico atmosférico de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, Estados Unidos.
Los especialistas predicen 16 tormentas con vientos de 39 millas por hora o más. Y van por más: los modelos sugieren que ocho podrían convertirse en huracanes, incluidos cuatro huracanes "principales" que alcanzan la categoría 3 o superior. Asimismo, aseguran que una temporada promedio tiene 12 tormentas con nombre, seis huracanes y tres huracanes importantes, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, que se espera que publique su pronóstico oficial de la temporada de huracanes a finales de este mes.
Según también refleja lo publicado por el portal mexicano Noticias del Sol de la Laguna, existirían dos factores principales que auguran una de las peores temporadas de huracanes: temperaturas de la superficie del mar más cálidas que el promedio en el Océano Atlántico. Por otro lado, los meteorólogos avisaron que también hay otra razón, y que tiene que ver con las bajas probabilidades de que regrese un patrón climático conocido como El Niño. Incluso que es hasta poco probable que de produzca.
El fenómeno de El Niño, caracterizado por aguas inusualmente cálidas en el Océano Pacífico, influye en los patrones climáticos de todo el mundo y generalmente aumenta la cizalladura o cortante del viento en el Atlántico, lo que puede desgarrar los huracanes e interrumpir las tormentas importantes a medida que se van formando.