Cheops, el satélite de la misión de exoplanetas de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), descubrió a 200 años luz de la Tierra un sistema planetario único con seis exoplanetas, cinco de los cuales están atrapados en una extraña danza rítmica mientras orbitan alrededor de su estrella matriz, TOI-178. A su vez, sus distintas densidades cuestionan las teorías en torno a la formación de los mismos.
El lunes pasado fueron revelados los datos de Cheops sobre un fenómeno llamado resonancia orbital que implica la existencia de patrones de órbitas regulares y periódicas de los planetas. Estos patrones se repiten cuando los planetas giran alrededor de la estrella madre, con algunos planetas alineándose cada pocas órbitas.
Los planetas del sistema TOI-178 describen un patrón 12:9:6:4:2. Mientras que el primero del patrón -el segundo más cercano a la estrella madre- completa 12 órbitas, el siguiente completa nueve, el siguiente seis, luego cuatro y, finalmente, el más externo realizará dos.
Inicialmente, los científicos no encontraron a todos los planetas en resonancia, pero siguiendo el patrón, calcularon que debe haber otro planeta en el sistema (el cuarto siguiendo el patrón, el quinto planeta desde la estrella). Por causa de esta armónica coreografía, los investigadores no pueden observar en una primera instancia al planeta más externo.
Los astros han bailado en otros sistemas
La resonancia también puede encontrarse alrededor de Júpiter con las lunas Ío, Europa y Ganimedes que orbitan en un patrón 4:2:1 y en el sistema TRAPPISTT-1.
El dato que descolocó a los astrónomos
Más allá de las órbitas, al observar a los planetas en sí, encontraron una disposición desordenada de los mismos en función de sus masas y tamaños. Sin una razón aparente, planetas mayores al nuestro, densos y rocosos, se intercalan con cuerpos gaseosos.
La fragilidad de la configuración de las órbitas en los sistemas resonantes implica que no se haya producido ningún evento catastrófico durante su formación. En cambio, la heterogénea mezcla de densidades de los planetas de TOI-178 contradice esta suposición.
Se trata de sistemas que están "como congelados", según informaron desde la ESA, desde su fase de formación. En el transcurso de más de 2.000 millones de años hacia la actualidad, nada alteró ese estado.