Cuándo fue el día más caluroso de la historia de Buenos Aires

Un registro de lo que fue el día el más caluroso en la historia de Buenos Aires.

30 de diciembre, 2025 | 16.33

El día más caluroso de la historia registrada en la Ciudad de Buenos Aires ocurrió el 29 de enero de 1957, cuando el termómetro alcanzó los 43,3 grados centígrados, una marca que hasta hoy sigue siendo el récord absoluto desde que existen mediciones meteorológicas oficiales. El dato fue registrado por el entonces Servicio Meteorológico Nacional en la estación de Buenos Aires Observatorio Central, ubicada en el barrio de Villa Ortúzar.

Aquel verano de 1957 quedó grabado en la memoria colectiva por la intensidad y persistencia del calor. No se trató de una jornada aislada, sino de una ola de calor prolongada, con varios días consecutivos de temperaturas extremas, mínimas elevadas y una sensación térmica sofocante. La combinación de altas temperaturas, escasa circulación de aire y elevados niveles de humedad generó condiciones muy adversas para la población.

Las crónicas de la época describen una ciudad paralizada por el calor. El transporte público funcionaba con dificultades, las calles se vaciaban durante las horas centrales del día y los hospitales registraron un aumento significativo de consultas por golpes de calor, deshidratación y descompensaciones, especialmente en niños y adultos mayores. Las recomendaciones sanitarias, hoy habituales, eran entonces escasas y la conciencia sobre los riesgos del calor extremo era mucho menor.

El día de más calor en Buenos Aires, según los meteorólogos

Desde el punto de vista meteorológico, el fenómeno estuvo asociado a una masa de aire tropical extremadamente cálida, proveniente del norte del país, que se instaló sobre el área metropolitana sin encontrar sistemas frontales que permitieran su desplazamiento. La falta de lluvias y de nubosidad agravó el escenario, favoreciendo una radiación solar directa y constante durante varios días.

Si bien en las últimas décadas Buenos Aires ha registrado veranos cada vez más calurosos —con marcas cercanas a los 42 grados y sensaciones térmicas incluso superiores—, el récord de 1957 permanece intacto. No obstante, los especialistas advierten que el cambio climático aumenta la frecuencia e intensidad de las olas de calor, lo que convierte a aquel episodio histórico en una referencia clave para analizar los riesgos futuros.