Los vemos en los noticieros. En los programas de entretenimiento. En los partidos de fútbol. En Argentina, de un tiempo a esta parte, la publicidad de gestores que se encargan de tramitar la ciudadanía italiana se multiplicó exponencialmente. Prometen velocidad y efectividad, aunque se cuidan de omitir sus honorarios estrafalarios, solo cancelables en moneda extranjera. También omiten un dato crucial: que la información necesaria para obtener la ciudadanía es mayoritariamente de acceso libre y gratuito. Es cierto que no es fácil encontrarla: hay que invertir tiempo, dedicación, resiliencia. Pero, si las respuestas están al alcance de todos, ¿por qué no tratar de achicar esa distancia inventando una herramienta?
Esta fue la pregunta que se hizo el diseñador argentino Marcos Lizenberg algunos meses atrás, cuando empezó a trabajar en la idea embrionaria. Marcos es uno de los tantos jóvenes argentinos que no podría haber obtenido su pasaporte italiano si no fuera por el conocimiento y apoyo constante que ofrecen los grupos de redes sociales. Una comunidad que no duerme. “Cuando tuve el pasaporte comunitario en mis manos”, cuenta el diseñador, “me dije: tengo que devolver de alguna manera todo lo que me dieron. La gente suele hacer un post detallando cómo lograron el objetivo, pero yo quería ir aprovechar mi pasión por el diseño UX”.
El Instagram del Italtest: @italtestok
USO Y BENEFICIOS
Así fue como, después de considerar el proyecto de una app, el diseñador optó por algo más sencillo: una página web que funciona como un test. Lo llamó el Italtest. El objetivo es que el usuario sepa si es o no es beneficiario de la ciudadanía. Sus beneficios:
Es gratis y cualquiera puede usarlo.
No es necesario saber todo sobre tu árbol genealógico para usarlo.
No exige loguearse.
No pide ningún dato personal.
Si el usuario todavía no tiene la información necesaria, el Italtest le dice exactamente qué le falta averiguar.
Explica Marcos: “El problema con las redes sociales es que circula demasiada información, no siempre confiable. Y al final, uno termina yendo a la Ley Italiana de Ciudadanía, leyéndola toda. ¿Por qué yo tengo que absorber tanta información inútil si lo que busco es una respuesta puntual? Yo quería inventar una máquina que haga el trabajo sucio por nosotros”.
A la pregunta de si lo logró, el diseñador asiente y sonríe. “En el camino descubrí que en muchos lugares de Argentina o de Italia los requisitos pueden cambiar. Entonces decidí que el Italtest se rigiera por el principio de elegibilidad mínima. ¿Qué significa esto? Que el objetivo es descartar las razones que impidan de forma absoluta tu acceso a la ciudadanía. Un resultado positivo significa que sos beneficiario, pero no necesariamente que podés hacer el trámite en todas las jurisdicciones. Mi idea es avanzar hacia soluciones de mayor complejidad con el proyecto de una app”.
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