Sin anestesia, en su primera visita a Tribunales, el ministro de Justicia, Martín Soria, le transmitió a la Corte Suprema su preocupación por el accionar de la Justicia durante el macrismo y, en particular, señaló el propio funcionamiento del Máximo Tribunal, con su sistema de plazos plazos eternos que maneja a su antojo y una crisis interna que llevó a la auto-elección de su actual presidente Horacio Rosatti. "No nos podíamos quedar callados. Fuimos a decir todo lo que pensábamos y esperamos ahora encontrar respuestas", evaluaban en Justicia, donde explicaban que de ninguna manera estaban dispuestos a prestarse a una de esas fotos protocolares en despachos. Quedó claro que no.
Abrumados, los cortesanos apenas si atinaron a responder a las recriminaciones con el pedido que se apuren las designaciones de jueces para los muchos juzgados vacantes. En Gobierno descartaban que el fallo conocido luego por el que la Corte benefició a Santa Fe en un antiguo y multimillonario litigio por coparticipación haya sido una respuesta del tribunal.
"Por lo menos, ahora vamos a tener una relación basada en la sinceridad", explicaban en Justicia. Soria llegó a Tribunales temprano, pocos minutos antes del horario pautado de las 10. Rosatti se sentó a su derecha. Enfrente se ubicaron Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz, no sólo manteniendo prudente distanciamiento sino que tomando la precaución de fotografiarse con una botellita de agua y un frasco de alcohol en gel a mano. De movida, el ministro les dejó en claro que no se había llegado hasta allí para tomar el té y conversar sobre generalidades.
Les recordó que cuando asumió había expresado públicamente su intención de encontrarse enseguida con ellos pero que entonces se conoció que Rosenkrantz, por entonces titular del cuerpo, había intercambiado decenas de llamadas con el operador judicial macrista Fabián "Pepín" Rodríguez Simón. "Entendí que no correspondía que pidiera la reunión y esperé el cambio de autoridades", informó Soria. Rosenkrantz, que en la Justicia declaró que esas comunicaciones se debían a su amistad "personal" con Pepín, permaneció callado.
"Se llevaban a cabo visitas obscenas entre funcionarios judiciales y las máximas autoridades del ejecutivo en la Casa Rosada y en la Quinta de Olivos, y se desplegó un sistema de espionaje ilegal con participación de jueces y fiscales inédito en nuestra historia", detalló el comunicado distribuido luego por el Ministerio, tan sincero y descarnado como fue el encuentro que se extendió por 35 minutos. También recordó que Rodríguez Simón, el amigo de Rosenkrantz y armador de aquella mesa de persecución, se encuentra en Uruguay prófugo de la justicia argentina.
Tiempos vaticanos
Soria hundió el cuchillo sobre el arbitrario funcionamiento del Tribunal, con causas que permanecen en un cajón durante años y otras que tienen un trámite expeditivo sin que nada lo justifique. Ahí fue donde recordó el "per saltum" aceptado de inmediato a los camaristas puestos a dedo por Mauricio Macri -Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi- mientras que la causa por crímenes de lesa humanidad que involucra al empresario jujeño Carlos Blaquier duerme el sueño de los justos desde hace más de seis años. El pedido de informe de cuatro relatorías de la ONU, que debería tener una respuesta antes del viernes, justamente subraya las demoras injustificadas en las causas que tienen que ver con violaciones a los derechos humanos. Los parámetros de "gravedad institucional" de la Corte son muy particulares.
Quienes estaban al tanto de los detalles del encuentro, aseguraban que el clima no fue tenso porque Soria planteó sus puntos con respeto y sin subir de tono. "Los tipos se iban encogiendo en los sillones porque todo lo que le decía era verdad", comentaban cerca del ministro. Tanto es así que, aseguraron, no expresaron molestia.
No se trató el proyecto enviado por el Ejecutivo al Congreso para reformar el Consejo de la Magistratura. Pero sí Soria hizo referencia a los "trascendidos" que suelen aparecer en los medios opositores anticipando fallos de la Corte, lo mismo que de tribunales inferiores. El caso más reciente adelantaba que el Tribunal declararía inconstitucional la reforma del Consejo, una ley que data de 2006. El Gobierno se adelantó y presentó su propuesta, que amplía la cantidad de consejeros equilibrando la representación del estamento político con el judicial e incorpora la distribución por género. De hecho, fue una de las iniciativas planteadas por el consejo de juristas que asesoró a Alberto Fernández. Muchas otras reformas al sistema judicial que se discutieron en ese ámbito, dada la nueva composición de fuerzas en el Congreso, parecen hoy de muy difícil aprobación.
Tampoco se habló de la vacante abierta en el Tribunal con la salida de Elena Highton de Nolasco, pendiente de que el Ejecutivo envíe el pliego con su reemplazante. Las posibles candidatas -será una mujer- se manejan en el mayor sigilo para no arruinar sus chances de antemano. Lo que sí planteó Rosatti -el único descargo por parte de los cortesanos a los cuestionamientos de Soria- fue la urgencia porque el Gobierno cubra los muchos lugares vacíos en juzgados y cámaras. "Pero lo estamos haciendo: la semana pasada enviamos 38 postulaciones", respondían luego en el ministerio que encabezan Soria y Juan Martín Mena.
Fallo en contra
Pocas horas después de la reunión, y cuando todavía resonaban sus repercusiones, se conoció el fallo de la Corte a favor de la provincia de Santa Fe en un millonario reclamo por descuentos en la coparticipación, que obliga a la Nación a pagarle 86 mil millones de pesos. La causa tiene muchos años, la inició el fallecido ex gobernador socialista Hermes Binner. La Corte ya había fallado a favor de la provincia en 2015 y obligó a las partes a llegar a un acuerdo sobre la forma en que se abonaría la sentencia. Como no hubo acuerdo, este martes, seis años después, de golpe bajó el martillo para que se abone. Pese a la llamativa coincidencia, en Gobierno descartaban relación entre una cosa y la otra. "Hacía varias semanas que se sabía que tenían listo ese fallo, no tuvo nada que ver con la reunión con el ministro", respondían.
Menos certezas tenían sobre la continuidad de la relación entre el Ejecutivo y la Corte. Desde el vamos, Alberto Fernández tuvo una relación con periódicos cortocircuitos. Por ejemplo, cuando los supremos aceptaron el per saltum reclamado por Bruglia y Bertuzzi, pero también, más cerca todavía, en aquella decisión que avaló la postura del jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta de mantener las clases presenciales en CABA. Pero esta fue la primera vez que las recriminaciones se dijeron cara a cara. "De verdad, esperamos que la cosa mejore. Nos gustaría que la Corte entienda que hay un país que está esperando que la Justicia empiece a funcionar como corresponde y se ocupe de los temas importantes y no que siga encerrada en su propia lógica de palacio. Veremos cómo reaccionan", concluían.