Ernesto Tenembaum escribió una explosiva columna contra la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
En una nota contra Infobae rompió el blindaje mediático que protege a Bullrich en medio afines al Gobierno y la destrozó: "Tiene que parar", afirmó.
"Patricia Bullirch había defendido a los gendarmes desde un principio, contra viento y marea. El desenlace del caso, la aparición del cadáver ahogado y sin ninguna señal de violencia, la fortaleció ante Macri. Otro ministro, tal vez, hubiera acusado a inocentes para salvar su ropa. En ese sentido, la decisión de Bullrich de no tirar gendarmes por la ventana fue correcta e íntegra. Pero, al mismo tiempo, el operativo había tenido rasgos muy preocupantes y un desenlace aterrador. Una patrulla de cuarenta gendarmes debía liberar una ruta tomada por ocho personas sin armas de fuego. En el medio de un operativo caótico, una de esas personas murió. Una pregunta quedará siempre flotando en el aire. Si las cosas se hubieran hecho bien, ¿habría Maldonado salvado su vida? ¿Se hubiera ahorrado el país ese dolor y el Gobierno esos meses de tensión extrema?", cuenta Tenembaum.
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Y revela, según su visión: "Sea como fuere, Bullrich salió fortalecida del caso Maldonado, transformada en la mujer de armas llevar que cautiva al Presidente, el símbolo del orden perdido, la encargada de poner a los revoltosos "en caja", como dijo la vicepresidente".
Y allí comienzo a escalar contra la ministra: "En el mismo momento en que era enterrado el cadáver de Maldonado, el país conoció la muerte de otro joven, Rafael Nahuel, durante otro operativo de las fuerzas comandadas por Bullrich: dos muertes en apenas tres meses. El Ministerio de Seguridad difundió que las fuerzas de seguridad respondieron a los tiros un ataque armado de un grupo mapuche. Cuando, en una conferencia de prensa, le preguntaron a Bullrich si tenía pruebas, pronunció una frase notable: "Para nosotros, lo que dice Prefectura, tiene fuerza de verdad". O sea: le cree al sospechoso de un crimen por el mero hecho de que pertenece a las fuerzas de seguridad, exactamente lo contrario a lo que ocurre en cualquier democracia avanzada. Si dependía de la ministra, las fuerzas de seguridad tendrían vía libre".
Para cerrar, Tenembaum expresa: "Con el correr de las semanas, se supo que la bala entró por la espalda del joven asesinado, que ni él ni sus compañeros detenidos tenían rastros de pólvora en las manos, que el juez no encontró ninguna evidencia de que los prefectos hubieran sido atacados a balazos, que pese a que eran muchos menos, los prefectos no sufrieron heridas y los mapuches sí, que testigos neutrales contaron cómo vieron a las fuerzas de seguridad disparar al voleo. Bullrich no explicó nada. Pero más allá de todo eso, se suponía que debían desalojar el predio sin producir ninguna muerte. Hicieron todo lo contrario: mataron a una persona y el predio sigue ocupado. ¿Dónde está la eficiencia?¿A quién había logrado poner en caja?".
Y le reclama Tenembaum a Bullrich: "La ministra tiene que parar. Eso dio un paraguas a quienes desde dentro del Gobierno ya venían advirtiendo sobre los métodos de la ministra de Seguridad. Por eso, mañana será la policía de la Ciudad la encargada de contener las protestas. Macri estaba contentísimo con Bullrich porque en todas las encuestas la gente respalda su decisión de poner orden. Pero ¿así? ¿Rociando a un multitud con balas de goma? ¿Cuántos otros gobiernos del mundo democrático hacen eso? ¿Cuánto hace que no ocurría en la Argentina? ¿Cuál es el orden que surge de estos operativos?".
Y concluyó: "En medio de todo esto, Carrió dejó caer una lección. Se suponía que, a diferencia del kirchnerismo, Cambiemos no es verticalista. Sin embargo, la escalada de Bullrich no generó ninguna respuesta en los sectores más liberales del oficialismo. La defensa cerrada a los prefectos que mataron a Rafael Nahuel, la detención de tuiteros, la deportación de dirigentes de las ONG, la represión del jueves, eran observadas con preocupación e incomodidad por muchas personas que no son kirchneristas. Sin embargo, la única que ejerció la supuesta libertad que hay en el oficialismo fue ella. Como suele presumir, para bien o para mal, ella fue libre e irreverente durante el menemismo, la Alianza, el kirchnerismo y también ahora. De hecho, algunos amigos del Presidente vinculados al juego clandestino y a las barras bravas han perdido influencia por sus advertencias. El resto de Cambiemos tiembla antes de disentir. Gritan cuando acusan al kirchnerismo pero tartamudean cuando hay algo tan evidente para criticar de su propio Gobierno. Tal vez aprendan la lección".