Por Marcos Cittadini
Especial para El Destape
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Siempre se señaló que el anhelo largamente postergado del senador Pichetto, al que desde hace un tiempo se apoda "Frank Underwood" en Río Negro -por el protagonista de la serie House of cards y su capacidad de intriga- era ser gobernador. Pero se ha dicho menos que ese deseo flaqueó en los últimos años cuando los resultados políticos y sociales de la poco sustentable economía regional, volcaron a Pichetto a pensar en que un lugar en la fórmula presidencial de Scioli no sería un mal modo de reunir las responsabilidades del Ejecutivo con su conocimiento profundo del funcionamiento del Senado.
El gesto de Scioli también reordenó las fichas dentro de un peronismo que aún no se repone de la muerte de Soria y la traición de Weretilneck, el vicegobernador a cargo del Ejecutivo que hace unos meses anunció su pase al massismo. Tanto la intendenta de Bariloche, María Eugenia Martini, como el intendente de Roca e hijo del malogrado gobernador, Martín Soria seguramente se alineen detrás de Pichetto después de la visita del bonaerense. En varias oportunidades, Martín Soria expresó su voluntad de ocupar el cargo que dejó vacante su padre, apoyado en algunas encuestas y en una buena relación con la Casa Rosada. Cercanía que, para muchos, es sobreactuada por Soria. Varios señalaron como una falta de tino propia de la edad o de haber heredado el temperamento prepotente de su padre, el hecho de que tuteara y llamara por su nombre de pila a la presidenta en la última videoconferencia en la que se cruzaron.
Si en el peronismo, el pase del gobernador causó zozobra, en el radicalismo lo hizo la derrota de 2011. Luego de 28 años en el centro del poder provincial, hoy su capacidad de convocatoria es casi nula y se ha sumido en una fragmentación preocupante para sus militantes. Una fuerza huérfana del poder que se fue con el fallecido caudillo Pablo Verani, se articula en vertientes que por momentos se enfrentan y en otros pactan: la que responde al ex gobernador Miguel Saiz, la que encabeza el reaparecido ex candidato a Presidente del radicalismo Horacio Massacessiy la de Bautista Mendioroz, titular del bloque en la Legislatura. El problema, consecuencia del resquebrajamiento interno, parece ser la falta de un candidato. Por eso algunos se dejan seducir por las mieles y los cargos que promete y distribuye Weretilneck, otros prefieren profundizar una alianza UNEN alla rionegrina con la senadora de la Coalición Cívica Magdalena Odarda a la cabeza.
Los intentos de alianza son opinables pero no antojadizos. Comparando encuestas, el radicalismo no tiene ningún nombre que pueda opacar a estas figuras y, mucho menos, acercarse a Pichetto en intención de voto. La última consulta de Poliarquía difundida en la provincia habla de que el senador del FPV encabeza las preferencias con un 36%, seguido por Weretilneck en el 19%, y Odarda con 18%.
El caso de Weretilneck es particularmente complejo. Ninguneado por el kirchnerismo y sitiado por el poder de armado dentro del PJ de Pichetto, decidió romper con el oficialismo nacional y ser el único gobernador en anunciar un acuerdo con Sergio Massa. Esto le valió el alejamiento de varios de los integrantes de su Gabinete y el repudio de buena parte de sus ex compañerosdel Frente Grande. En el escrito por el que dispusieron la intervención del partido en la provincia, las autoridades nacionales, fustigaban de este modo a Weretilneck: "a los compañeros para los que Massa, con su reciclado entorno político, o Mauricio Macri, encarnan la solución a los problemas del país los instamos a que dejen las filas del Frente Grande". Hace unos días, la jueza federal con competencia electoral, María RomildaServini de Cubría certificó la intervención y ratificó al frente a Marcelo Mango, ex ministro de Educación del gobierno de Weretilneck, quien renunció cuando se concretó su pase al Frente Renovador.
No es el único integrante del otrora prometedor espacio de centro izquierda que coquetea con opositores por derecha al gobierno Nacional. El ex intendente Julio Arriaga parece tener todo arreglado con el armador nacional del PRO, Emilio Monzó, para ser el candidato de Mauricio Macri en Río Negro. La referencia no es menor. Arriaga gobernó Cipoletti hasta que lo sucedió su delfín, Alberto Weretilneck. Además, fue legislador del Frente para la Victoria, rompió durante el conflicto con el campo en 2008 y fue candidato a vicegobernador por la fórmula radical que perdió con la que encabezaba Soriay secundaba Weretilneck, en 2011. Es, seguramente, un logro de sus figuras que un partido con tan poca representación territorial (salvo en Cipoletti) haya logrado colocar como segundo de las dos fórmulas principales de 2011 a uno de los suyos. Ganó Soria y el vice fue del Frente Grande. Si hubieran triunfado los radicales, el número dos también habría sido de ese partido.
Volviendo al plano general, lo cierto es que los rionegrinos aún no tienen cronograma de votación para el año próximo y el gobernador dejó en claro que aprovechará al máximo la discrecionalidad que le otorga la Ley Electoral para fijar la fecha de elecciones.