Solo se lo puede ver en Facebook o en Twitter, pero en estos días EAMEO es la mejor sátira política que se puede encontrar. EAMEO -y lo que sea que signifique esa palabra- es el resultado de un grupo anónimo que intervenciones sobre fotografías con efectos desopilantes. Y son (por suerte) el secreto peor guardado de nuestra web.
El isotipo de EAMEO es un retrato de Zulma Lobato, intervenido como si fuera un Warhol. Son las reglas del juego: la combinación de lo insensato que produce efectos de verdad. En estos últimos días hemos visto a Massa como un Gollum que en vez del Anillo de Poder se aferra a un voto. A los protagonistas del film "El perfecto asesino" saliendo de la torre Le Parc. A Gaby Michetti despedida por Macri con miles de globos atados a su silla de ruedas. A Recalde conduciendo un avión bajo el agua. El trabajo sobre cada foto es minucioso, pixel a pixel. Es difícil determinar que son falsas. El logo de EAMEO, siempre al pie de la fotografía, nos salva de la locura. A veces.
Porque hace unas semanas una fotografía de Macri y Rodríguez Larreta sentados en el subte y negándole el asiento a una mujer embarazada recorrió las redes, y -como se dice ahora- hizo furor; algún malintencionado había quitado el logotipo e hizo circular esta fotografía como verdadera. Inútil que se les señalara la falsedad. "No importa. Será falsa pero ellos son así." Una prueba de la demencial epistemología de Facebook, donde no importa tanto que algo sea verdadero como que sea una herramienta eficaz para enojarse e indignarse.
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El stand up de Lanata. El tonito zumbón del locutor de 678. El whisky de Pagni y sus amigos. Los diálogos burlescos entre Blanck y Van der Kooy: en busca de la quimera de Tato, el periodismo político intenta hacer humor con resultados yermos. EAMEO hace el camino inverso: se ríe y produce una reacción política. Intenta reírse de cada candidato por igual. Es gratuito y no nos pide nada. Anímense a frecuentarlo. Es adictivo.