La artista serbia Marina Abramovic, la reina de la performance, se ha convertido, a sus 76 años y en los 255 años de vida de la Royal Academy of Arts (RAA) de Londres, en la primera mujer en tener una muestra individual en el sector principal de esa institución, una retrospectiva que desde el sábado recorrerá 50 años de acciones siempre radicales, donde su cuerpo fue el soporte indiscutido: desde yacer desnuda sobre bloques de hielo o pasar 12 días sin comer hasta perder el conocimiento en medio de las llamas.
La prensa británica, a través de algunos de sus diarios más populares, como The Guardian, se preguntaba hoy si con el paso de Abramovic por esa tradicional institución se había "roto el techo de cristal" que excluye a las artistas mujeres de los sitios de reconocimiento canónico y absoluto en la disciplinas del arte.
El presente en perspectiva
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Abramovic pasó gran parte de esos 50 años de trabajo, que hasta el 1 de enero se exhibirán en la RAA, infligiendo dolor y estrés a su cuerpo en nombre del arte. La práctica de la resistencia en su trabajo es quizá su actuación más famosa. Para "The Artist Is Present" , se sentó inmóvil seis horas al día durante tres meses mientras miles de personas hacían cola para ocupar el asiento frente a ella.
Para su pieza "Desnudo con esqueleto", adaptó la práctica de los monjes tibetanos para yacer desnuda en el suelo de una galería con un esqueleto humano encima de ella, cuyos huesos se animaban con su respiración. Hizo la ópera, "7 muertes de María Callas", en la que murió siete veces en el escenario cuando se separó de su pareja por 18 años, el artista alemán Ulay.
Ahora, tras recuperarse de una embolia pulmonar que a mediados de año le implicó seis semanas en terapia intensiva, tres operaciones, nueve transfusiones de sangre y algún tiempo en coma, la artista dijo al The Guardian que su obra va a dedicarse a explorar la felicidad".
La retrospectiva, un recorrido desde sus días en la Serbia comunista al presente
La exposición, organizada en estrecha colaboración con ella, mostrará fotografías, videos, objetos e instalaciones, detalló el sitio neo2; al tiempo que reactivará cuatro performances esenciales de su carrera, realizadas por jóvenes discípulos de su escuela, donde enseña el método Abramovic, quienes ahora están un retiro con sus profesores sin hablar ni comer, sólo bebiendo agua y té.
Dividida en secciones, Public Participation recuperará acciones de contacto directo con el público, como The Communist Body, que evidencia el modo en que los ideales comunistas influyeron en su obra; y Body Limits recuperará algunas de las piezas clave del comienzo de la trayectoria, cuando la crítica y los colegas cuestionan su sanidad mental, como ocurrió con otras pioneras del arte.
El sector Absence of the Body se centrará la relación de Abramović con Ulay a partir de algunas de sus performances más famosas, como The Lovers: the Great Wall Walk, donde cada uno recorre, desde un extremo opuesto, por 90 días, 2.500 kilómetros de la Gran Muralla China, con la idea de reencontrarse y comprometerse al llegar al punto medio, Er Lang Shan. Pero esos 90 días de caminata, él desde el Desierto de Gobi y ella desde el Mar Amarillo, no calnzaron para un compromiso, en ese reencuentro la pareja de disolvió.
La exposición culminará con la reactivación de la performance The House with Ocean View, donde tres mujeres pondrán a prueba los límites de la tolerancia física y mental, abteniéndose de ingerir cualquier alimento que no sea agua mientras ejecutan actividades cotidianas durante días frente al público y reduciéndolas a las condiciones mínimas para subsistir.
¿Se ha roto el techo de cristal?
Cuando se fundó la Royal Academy of Arts (RAA) en 1768, entre sus miembros había dos mujeres, Angelica Kauffman y Mary Moser, que sin embargo podían participar siempre y cuando fuera bajo la asesoría paterna. Recién 1936 tuvo acceso otra mujer, Annie Swynnerton, pero como asociada jubilada, así que fueron necesarios 168 años desde la creación para que otra mujer fuera elegida miembro, Laura Knight, que en 1965 se transformó en la primera mujer en tener una retrospectiva ahí, aunque no en las galerías principales.
En 2019, la célebre pintora y grabadora Rebecca Salter fue elegida la primera mujer presidenta de la RAA y en 2020 la institución ya contaba con 40 mujeres académicas, entre ellas Tracey Emin, que ese mismo año expuso en una de las galerías principales, pero como parte de una exposición mayor.
Hoy puede decirse que casi la mitad de los miembros elegidos en la última década en la RAA fueron mujeres, pero el Informe Burns Halperin sobre la diversidad en las artes, encontró que solo el 11% de las adquisiciones entre 2008 y 2020 en instituciones estadounidenses fueron realizadas por artistas que se identificaban como mujeres, y que su trabajo representó solo el 3,3% de las ventas mundiales en subastas, desde 2008 hasta mediados de 2022.
En tanto que instituciones emblemáticas, como el Museo Británico y el Met, nunca han tenido una directora (en 2021, el Louvre nombró a Laurence des Cars, la primera en 228 años de historia). Al tiempo que sólo 29 mujeres han ganado el premio artístico más importante de Gran Bretaña, el Turner.
El pasado
Abramović creció en el Belgrado comunista. Nació en 1946, hija de padres que fueron héroes del ejército del mariscal Tito y que, comprometidos con los deberes del Partido Comunista, la dejaron al cuidado de una abuela que la llevaba a misa a diario. Nunca jugué con muñecas; Sólo jugué con las sombras -dijo la artista a The Guardian-, era una nena muy extraña".
No supe que mi mamá fue una heroína nacional hasta que murió -recordó en esa entrevista-; si hubiera leído una página de sus diarios mientras ella estaba viva, mi relación con ella y mi vida serían totalmente diferentes. Quería convertirme en guerrera, para que no sufriera como ella, y la única forma que conocía era esta increíble frialdad: nunca me besó en mi vida, si dormía desordenada, me despertaba en medio de la noche para arreglar mi cama. Ahora, cuando me quedo en un hotel, la gente no sabe que he usado la cama. Miento así.
En su adolescencia comenzó a rebelarse contra las restricciones del hogar y la iglesia, y contra el estado opresivo. Estaba en contra de todos: mi familia, mis profesores, el gobierno. Dibujaba y pintaba obsesivamente, creando mundos alternativos. Sus primeras piezas escénicas surgieron de su participación en las protestas estudiantiles de finales de la década de 1960; una inspiración fue el mártir Jan Palach, quien se prendió fuego en Praga en respuesta a la invasión soviética.
Con información de Télam