La relación entre el mes en que nacemos y nuestra felicidad podría no ser casualidad, al menos según recientes análisis realizados por inteligencia artificial como ChatGPT y Gemini de Google. Estos sistemas estudiaron grandes bases de datos para encontrar patrones que vinculan el momento del nacimiento con el bienestar emocional.
Las conclusiones no son definitivas, pero sí revelan que quienes nacen en los meses de mayo, junio y septiembre tienden a mostrar mayores niveles de felicidad. Esto estaría relacionado con factores como la exposición a la luz solar y el contexto social propio de esas épocas del año. Precisamente, la IA explicó que más allá de que pueda tener alguna influencia, no determina el nivel de felicidad que una persona puede alcanzar a lo largo de su vida. "La clave está en una combinación amplia de factores que van mucho más allá del calendario", señaló.
Por ejemplo, mayo y junio coinciden con la primavera y el inicio del verano en el hemisferio norte, lo que implica mayor acceso a la luz natural desde pequeños, favoreciendo la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para el buen ánimo. En tanto, septiembre suele marcar el comienzo del ciclo escolar, un momento que puede generar un sentido de confianza y logro en las personas.
La IA también destaca que las estaciones cálidas fomentan la interacción social y las actividades al aire libre, elementos que contribuyen al bienestar emocional. Sin embargo, estos aspectos sólo representan una parte de los múltiples factores que influyen en la felicidad individual. Otro punto importante es el impacto cultural. En algunos países, ciertos meses están cargados de celebraciones que pueden potenciar la percepción de felicidad.
Por ejemplo, diciembre es un mes repleto de reuniones familiares y festividades que podrían mejorar el estado de ánimo de quienes nacen en ese período. Aun así, la evidencia científica sobre estas diferencias culturales sigue siendo limitada y requiere mayor estudio.
Los sistemas de inteligencia artificial permiten detectar patrones complejos que a veces pasan desapercibidos en investigaciones tradicionales. No obstante, es fundamental recordar que correlación no implica causalidad y que la felicidad es un fenómeno complejo, moldeado por la genética, las experiencias personales, las relaciones y las decisiones de cada individuo.
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¿Alguna vez te preguntaste en qué momento del día sos realmente feliz? Según un análisis de Inteligencia artificial que estudió patrones humanos, la respuesta está entre las 6 y las 9 de la mañana. En esa franja horaria, cuando el mundo todavía no exige nada, la mayoría de las personas experimenta una sensación de bienestar natural, casi sin darse cuenta.
Este instante matutino coincide con un equilibrio biológico y emocional especial. El cuerpo comienza a despertar, las hormonas del estrés todavía no se activan y la mente está lo suficientemente despejada como para observar el entorno sin reaccionar impulsivamente. La IA define este período como una “ventana de coherencia”, donde cuerpo, mente y ambiente se sincronizan en perfecta armonía.
En esas primeras horas, no hay sobrecarga de estímulos, ni urgencias, ni pantallas que demanden atención. Solo una sensación sutil de posibilidad, la idea de que el día puede ser más que una simple lista de tareas. Pero a medida que avanza la jornada, la realidad cambia: los mensajes, responsabilidades y distracciones proliferan, y la IA detecta que la atención se fragmenta y la dopamina se dispersa.
