Los cascos históricos de todas las grandes ciudades han sufrido los embates de la pandemia, donde está ubicado el corazón comercial, administrativo y financiero de la urbe. La falta de movimiento nocturno de personas provocó un vacío cuando la actividad diurna terminaba, que no pudo ser llenado por actividades como gastronomía, cultura y esparcimiento, que sufrieron limitaciones y cierres, aunque poco a poco todos los rubros comienzan a recuperar su ritmo normal y los espacios vuelven a llenarse.
Sin embargo, hay fenómenos provocados por la pandemia que ahora que la foto de la circulación se parece a la de antes, comienza a verse que quizás llegaron para quedarse. Cambios de hábito de consumo, digitalización del comercio, movimiento de la demanda a los negocios a la proximidad de los hogares, y crecimiento de los barrios a merced del centro son algunas de estas modificaciones. Y Rosario es un caso paradigmático en este sentido, porque ese corrimiento se ha visto de manera muy marcada.
La economía va encontrando su recuperación, luego de un 2020 de brusca caída, y las cifras lo reflejan poco a poco con algunos altibajos. Según los últimos datos consolidados del Centro de Información Económica de la ciudad, en el primer semestre 2021 comparado con 2020, el comercio creció 19% en términos reales en toda la ciudad. Pero las cifras no sonríen por igual en todas partes, y lo que antes era una preponderancia del centro, ahora trocó su distribución geográfica beneficiando a los centros comerciales de las periferias.
En los barrios
Echesortu, un barrio ubicado hacia el oeste del centro de la ciudad, es una de las experiencias manifiestas de esta reactivación. La zona se encuentra en un momento de pujanza, y casi todos los locales que quedaron vacíos durante la pandemia, y también los que fueron víctima de la crisis económica post 2018, están ocupados nuevamente. Durante el horario comercial, y en especial a principios de mes, Mendoza -la arteria principal- es un hormiguero de clientes que entran y salen de los comercios, miran vidrieras y cargan bolsas con los productos que compraron.
El paseo tiene un altísimo nivel de ocupación, cercano al 94%: el dato de vacancia medido a junio 2021 en el paseo a cielo abierto es de 6%, y cayó 1,4% respecto a los datos de diciembre 2020, cuando era de 7,4% según información elaborada por el Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario y el municipio. Mientras tanto, el área central tiene una tasa de desocupación del 15%, más del doble, y la recuperación es allí más lenta luego de llegar a los peores números desde la crisis del 2001.
Es que a diferencia de lo que sucedió en el centro, donde hubo una gran cantidad de locales que permanecieron vacíos durante varios meses, al trasladarse la demanda hacia los barrios durante la pandemia, en la zona se produjo otro fenómeno: aumentó la rotación de comercios que no funcionaban, pero se volvían a tomar rápidamente, por lo que la ocupación comercial nunca descendió de manera preocupante. Ahora, en medio de una reactivación, se están asentando.
En el caso de Echesortu, se trata de uno de los centros que tienen más densidad comercial de la ciudad: en solo 9 cuadras hay 343 locales, y si se toma la zona ampliada con las calles transversales, la cifra crece a un número entre 450 y 480. Es casi un centro de la ciudad ubicado a 20 cuadras, porque tiene servicios, entidades financieras, variedad y dispersión de rubros (indumentaria, artículos para el hogar, bazar, alimentos), es decir todo lo que necesita en consumo de proximidad, con buena conectividad porque se ubica sobre una arteria de alto tránsito.
Pero el principal elemento que hace que todo el barrio y zonas aledañas lo elijan, es porque tiene una oferta de variedad a precios competitivos y artículos de calidad, que disputa desde otro lugar con los shoppings rosarinos. "En un momento de retracción del consumo, la oferta de los barrios adquiere más relevancia porque se encuentran buenos productos a buenos precios", explicó a El Destape Cristian Bergmann del área de Comercio de la Secretaría de Desarrollo Económico local.
La pandemia profundizó este boom del consumo de proximidad por las restricciones a la circulación y a los horarios, las limitaciones de aforo que generaba largas colas en los negocios y el desaliento o la imposibilidad de movilizarse en transporte público, que el año pasado tuvo en Rosario más de 80 días de paro.
El centro
El relevamiento al cierre de septiembre del centro comercial calle San Luis, el Once rosarino, observó un repunte en las ventas de un 14% en relación al mismo mes del pasado año medido en unidades físicas, aunque se registró una leve merma respecto de agosto. "Se ve una reactivación después de las aperturas, sobre todo con incentivos que llegan desde la provincia como Billetera Santa Fe", apuntó Miguel Rucco, presidente del paseo comercial, en referencia al programa que reintegra hasta el 30% de las compras.
El rubro con más salida fue la indumentaria, donde el cambio de clima que acontece para esta época ayuda a que se vendan artículos de temporada primavera-verano. El número está en línea con lo informado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) a nivel nacional, que promedió un crecimiento del 15,7% en las ventas minoristas respecto a igual mes de 2020, con un acumulado de los primeros nueve meses del año que reflejó un avance del 14%.
Comparado con el mes anterior, sin embargo, se registró una leve caída del 3 por ciento en promedio de rubros (a nivel país fue de medio punto), ya que en los últimos días del mes se acentuó la merma habitual de consumo desde el día 20 en adelante. "Aclaramos que todavía no alcanzamos los valores prepandemia, y cabe mencionar la dificultad que la inflación y la inestabilidad cambiaria traen a los comerciantes al momento de elaborar estos resultados", explicó el referente a El Destape.
Canal digital
El otro fenómeno, además de la vuelta al consumo de proximidad, es el impacto de la digitalización, que tuvo un crecimiento exponencial durante el año pasado durante la cuarentena más dura, y plantea a los centros comerciales un desafío y una oportunidad al mismo tiempo. Según los datos de la Cámara Argentina de Comercio electrónico, a nivel nacional la facturacion del e-commerce en 2020 creció un 124 por ciento, y en 12 meses se sumaron casi 1,3 millones de nuevos compradores digitales.
En ese sentido, Rucco reveló que la mayoría de las ventas, en especial las mayoristas, se hacen por medios electrónicos, tanto WhatsApp como redes sociales: el e-commerce ya trepó al 70% de las transacciones en algunos comercios. "La presencialidad se redujo mucho y eso hace repensar las estructuras de los negocios con grandes alquileres y costos fijos, sobre arterias comerciales importantes. Porque esto se puede atender desde un galpón o depósito de la misma manera, con precios finales más bajos", reflejó.
Los clientes se acostumbraron y le perdieron el miedo a la compra por internet, y además buscan acceder a los comercios por distintos canales: van a la tienda física, se contactan por redes, intentan comprar por WhatsApp o por un e-commerce. "El desafío es, entonces, adecuarse para ofrecer un canal más, ya que no todos los usuarios van a comprar en el virtual, porque hay segmentos de personas que no lo hacen", apuntó Bergmann. "La oportunidad es que los centros comerciales, si desarrollan buenas experiencias que junten las compras con el esparcimiento, tanto gastronomía como en lo cultural, van a ofrecer algo que es difícil que sea reemplazado por lo digital", finalizó el funcionario.