Casa Piscitelli es uno de los negocios especializados en música clásica más antiguos de Buenos Aires y del mundo. Fue fundado en 1939 por Antonio Piscitelli, un inmigrante italiano que probó suerte en diferentes rubros hasta encontrar un nicho en la venta de discos.
Este tradicional negocio supo adaptarse a todos los cambios tecnológicos y en el primer piso funciona un museo en el que se exhibe una línea temporal con los diferentes formatos de reproducción de música que pasaron por el local a lo largo de las décadas. El negocio recibió visitas de los más célebres artistas como Mercedes Sosa, Luciano Pavarotti, María Elena Walsh y Martha Argerich. Sin embargo, el cliente más famoso es el Papa Francisco.
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Kaloian Santos
La historia
Antonio Piscitelli nació en 1903 en la región de Calabria, Italia. A sus 19 años, huyendo del fascismo, vino a vivir a Argentina, aprovechando que una parte de su familia ya residía en el país. El joven Antonio primero vendió electrodomésticos con sus hermanos, luego ventiladores y a fines de la década del ’30 probó con la venta de discos de música. Así nació Casa Piscitelli, bajo el lema “Un repertorio selecto para un público de excepción”.
En sus inicios, el local estuvo ubicado en la calle Cangallo (hoy Perón) hasta que en 1944 se mudaron a San Martín 450, en el barrio porteño de San Nicolás, donde continúa funcionando hasta el día de hoy. Primero fue atendido por Antonio y su mujer Ana María, amantes de la música clásica y de la ópera, a la que le rendían honores con su palco en el Teatro Colón. En su mejor momento, llegaron a tener hasta once empleadas, todas mujeres y muchas de ellas extranjeras que manejaban varios idiomas para poder entenderse con los clientes que llegaban de distintas partes del mundo.
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La pareja estuvo a cargo del negocio hasta mediados de la década del ´80, cuando pasó a estar en manos de uno de sus hijos, José Antonio. Luego de su fallecimiento, pasó a estar al mando de su hermano, Fabián, y de su mujer, Adriana. Hoy en día también trabaja Javier, hijo de Adriana y José Antonio.
Desde los Long Plays hasta los discos Blue-Ray
Por Casa Piscitelli pasaron los discos de pasta, los Long Plays o vinilos, los cassettes, compact discs, VHS, DVD y discos Blue-Ray. En el negocio también se vendieron los primeros tocadiscos eléctricos que causaban “furor” en la década del ’40.
En Piscitelli recuerdan que en los primeros años lo que más se vendía eran discos de tango, folklore de producción nacional. En esos años la música clásica se vendía poco ya que era mayormente importada. Su despegue comenzó a mediados de la década del ’50 y su época dorada fue a lo largo de la década del ´60, cuando se popularizó el acceso al vinilo.
“En ese momento el consumo cultural era para todos, era más popular, cualquier albañil o carpintero podía ir al teatro y sabia de ópera. En cambio, hoy en día este consumo está centrado en gente grande, la música clásica no llega a todos”, señala Adriana, nuera de Antonio Piscitelli, en diálogo con El Destape.
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Fabián Piscitelli, hijo de Antonio y cuñado de Adriana, explica que en esas décadas el producto de mayor tecnología que la gente podía tener en su hogar era un buen reproductor de música, un equipo sofisticado y de última generación. “Por un lado estaban las personas a las que les gustaba la música clásica y por el otro los snobs que siempre quieren tener lo último en tecnología y lo más caro. Esa gente siempre le dio mucho impulso a nuestro negocio”.
Con el éxito de los vinilos, Casa Piscitelli estaba repleto de muebles altos hasta el techo donde se los almacenaba según distintas clasificaciones y a los que se accedía a través de una escalera movible. “En vinilo se editaba todo lo que pudieras imaginar. Los libros de Cortázar, por ejemplo, estaban editados en vinilos, en audio libros”, destaca Fabian.
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Para él, la crisis internacional del petróleo de 1973 marcó un antes y un después en la industria del vinilo porque impactó de lleno en el precio. Las ventas comenzaron a caer y repuntaron de nuevo con los CD, a partir de 1983. Ese año Casa Piscitelli se convirtió en el primer negocio del país en vender discos compactos. “Eran caros, pero tenían mucho mejor sonido. Al principio, como siempre, fue para poca gente, para fanáticos, coleccionistas y snobs. A fines de los ’80 fue el boom y en 1991 dejamos de vender vinilos hasta el 2002. A fines de la década del ‘90 llegaron los DVD, que implicaron un salto muy grande de calidad respecto al VHS, recuerda Fabián.
La actualidad de la música clásica
Hoy en día, lo que más se vende son óperas, en DVD y en CD. El disco más vendido de la historia del negocio es el primero de los Tres Tenores. En Piscitelli saben que los coleccionistas cumplen un rol clave en su negocio: “El fanático de una ópera por ahí se lleva 10 versiones de la misma obra con diferentes artistas o buscan completar todas las obras de un compositor. Un fanático de Beethoven tal vez te pide todo lo que tengas de él. Lo que notamos es que el coleccionismo se está perdiendo. Muchos clientes grandes nos dicen que no les quedan muchos años para escuchar todo lo que tienen. Algunos tienen habitaciones especiales para guardar todo eso”, describe Fabián.
En Casa Piscitelli ofrecen discos que no se editan más, lo cual la convierte en un lugar único que es visitado por turistas de todo el mundo. “Tenemos clientes italianos que siempre dicen: ‘si no está en Piscitelli no se consigue’”, cuenta orgulloso Javier, nieto del fundador.
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“Hoy en día, a las fábricas de discos no les rinde la venta que hay ahora en CD y en DVD entonces están dejándose de fabricar muchas cosas que tampoco se consiguen por streaming. Estamos en un momento de mucho oscurantismo de la música clásica”, agrega Fabián.
Sin embargo, en Piscitelli saben orientar a los clientes, tanto a los aficionados en música clásica como a los que recién están comenzando. “Tenemos una atención especializada, sabemos amoldarnos a los gustos de cada persona. En una época acá venía gente y le tarareaba la música a Antonio, Fabián, Ana María o alguna de las empleadas y ellos los iban orientando”, recuerda Adriana entre risas.
Javier cuenta que en el negocio son de acumular catálogos y libros viejos. Entre todo ese material conservan programas del Teatro Colon cuando hacía temporada durante el verano y no se tomaban vacaciones, y catálogos de música clásica de la década del ’40, con muy poco material de Vivaldi porque aún no lo habían descubierto. “Hoy junto con Beethoven deben ser los músicos que más grabaciones tienen”, asegura Fabián.
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Kaloian Santos
Clientes célebres
Por Casa Piscitelli pasaron artistas célebres de la talla de María Elena Walsh, Antonio Pavarotti y Marta Argerich. También son habitués el periodista Nelson Castro y algunos políticos como Federico Pinedo.
Pero sin dudas el cliente más famoso es el Papa Francisco que fue en persona, antes de ser nombrado Papa, a comprar obras de Antonio Vivaldi y otras de estilo barroco. “Era una persona muy parca, hablaba poco, pero la última vez que vino lo atendí yo y me dio la mano, cosa que nunca hacía. A la semana lo nombraron Papa”, recuerda Fabián.
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Para Javier, la clave de que Piscitelli siga vigente son las miles de versiones de obras de música clásica que no están en Internet, ni en YouTube, Spotify o Deezer. “Por ejemplo, Vivaldi es conocido por ‘Las cuatro estaciones’ pero tenía 30 óperas. Esas óperas no están en internet, las tenés que venir a buscar acá. Con eso le damos vigencia a la música clásica y al mundo físico”, sintetiza.