A orillas del Río Paraná, precisamente en la extensión del Delta de Villa Paranicito en la provincia de Entre Ríos, un grupo de carpinchos convive día a día con Paula y Walter. Con la libertad de poder vivir en su hábitat natural y construir su rutina como dicta su instinto, los roedores encontraron un lugar donde su vida es respetada ante cualquier cosa. En diálogo con El Destape, Paula, quien cuenta con más de 225 mil seguidores en el TikTok donde muestra su vida en compañía de los animales, contó cómo llegaron los carpinchos a ser parte de su entorno y desmintió varios prejuicios sobre ellos en base a su experiencia personal.
“Ya con decirte que es el roedor más grande del mundo y el animal amigo de todos es increíble”, empezó por confesar Paula luego de asegurar que los carpinchos siempre le “llamaron la atención”. El estilo de vida de los carpinchos se convirtió en una temática de interés en los últimos años: tras la polémica por “la invasión” a los habitantes de Nordelta, el nombre de estos animales se convirtió en sinónimo de salvajismo y surgieron muchos prejuicios sobre su carácter frente a los humanos. Sin embargo, Paula y su pareja Walter se encargan de demostrar, a través de sus redes sociales, que el vínculo con estos animales puede ser sumamente especial y cercano.
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El primer carpincho que llegó a la pareja fue bautizado con el nombre de Churro (nombre que luego inspiró al usuario de TikTok e Instagram @carpinchurros) y pareciera que fue obra del destino. “Esto empieza a mediados de octubre el 2021. Una amiga de Villa Paranacito, que es donde vivo, me llama para comentarme que su esposo, que trabaja en el campo, había encontrado un carpincho recién nacido. Me ofrece traérmelo y en la isla donde yo vivo, y como es el ambiente adecuado para ellos, acepté recibirlo”, reveló sobre el inicio de su vínculo cercano con estos roedores nativos de la zona de humedales.
En sus redes sociales, especialmente en TikTok, Paula y Walter muestran el tierno vínculo que lograron generar con los carpinchos por el simple hecho de brindarles un espacio seguro en donde vivir en libertad. Los roedores hacen vida silvestre en el río y el campo, pero saben que siempre serán bien recibidos en la casa. “Yo dejo la puerta abierta y ellos se meten. A veces los encuentro en mi cama o en el sillón”, contó Paula. Sin embargo, la situación en el resto de Villa Paranacito es muy diferente: no suelen verse carpinchos en la vida silvestre porque la gente los caza por su carne y por su cuero.
Desde la llegada de Churro, la familia de carpinchos empezó a agrandarse en el domicilio de Paula: “Ya cuando churro estaba grandecito surgió otra situación similar, eran dos hermanos también recién nacidos que los recibí también para evitar que en el campo sean presa de algún perro salvaje, que los a los perros salvajes les llamo yo los que están entrenados para cazar”. A sabiendas de que son animales silvestres, Paula y Walter se hicieron cargo de los animales pensando en volver a liberarlos en cuanto ya estuvieran más grandes, a pesar de que eso conllevara un gran riesgo para la vida de los carpinchos. “Sabemos que es un animal no doméstico, pero son muy amorosos y muy inteligentes”, enfatizó.
“Cuando comenzás a pasar tiempo con ellos, te das cuenta que el vínculo se genera naturalmente porque son animales que te demuestran mucho cariño”, reflexionó Paula. Luego, añadió: “Mi familia y yo somos muy amantes de los animales y, siempre que podemos, los recibimos con las puertas abiertas”. Sin embargo, Paula reveló que tuvo que enfrentarse también a sus propios prejuicios y a los que le imponía la gente. “Al principio muchas personas me advertían sobre el carácter de este animal en celo, pero en mi experiencia no he pasado situaciones agresivas por parte de ellos; al contrario, son muy amorosos y si no quieren estar con gente, se van y vuelven por la noche”, reveló. Asimismo, hizo especial hincapié en que todos sus dichos son en base a su convivencia con los carpinchos: “Simplemente hablo por mi experiencia. No soy veterinaria, no tengo conocimientos profesionales o científicos de su comportamiento . También insisto en que debe estar en su hábitat natural”.
“Acá en Villa Paranacito son libres de ir a donde quieran, no están atados, no están encerrados y, como son libres, también uno corre el riesgo de que se meta en un campo vecino y que los cacen”, confesó Paula. Incluso, aseguró que hace 15 días que uno de los carpinchos se fue y no volvió. “Son riesgos que duelen, pero bueno, ellos son libres”, reflexionó al respecto.
“Hay que recordar también que, según la resolución de Dirección de Recursos Naturales 237/79, se prohíbe específicamente la casa de carpinchos. Entonces, también hay que empezar a analizar por ahí”, concluyó Paula sobre su lucha para tratar de detener, desde donde puede, la caza de los carpinchos. Además, estos animales no se consideran peligrosos, ya que al ser herbívoros no suponen ninguna amenaza para otras especies, incluidos los humanos.
TikTok: una pantalla para mostrar una realidad que muchos desconocen
Desde que Paula y Walter decidieron abrir la cuenta de TikTok de los “Carpinchurros”, tenían en claro su objetivo: querían mostrar la otra cara de la moneda y exponer que los carpinchos son animales dóciles y tranquilos. “Decidimos empezar a subir vídeos porque queríamos mostrarles cómo es el día a día con los carpinchos tal vez hasta contradiciendo, mostrando la realidad que puede ser muy distinta a lo que a lo que se habla o lo que se conoce sobre este tipo de animalitos”, confesó Paula.
“Realmente son muy amorosos, graciosos, ocurrentes e inteligentes y la verdad que no esperábamos esta repercusión. Realmente fue una sorpresa”, sumó sobre la gran repercusión que tuvieron sus videos en la reconocida aplicación. Tanto fue el crecimiento que incluso también crecieron sus seguidores en Instagram y formaron una comunidad de amantes de los "Carpinchurros" en ambas redes sociales.
Sin embargo, también tienen que lidiar contra los comentarios de algunas personas que los juzgan sin profundizar en su historia o incluso hacen chistes de mal gusto sobre la convivencia de Paula y Walter con los carpinchos. “La realidad es que la gente que crítica no tiene idea de lo que es vivir con ellos, o sea, me juzgan por vídeos que ellos están adentro de mi casa o en la cama o en el sillón, lo que no saben es que yo no los obligo a nada. Hay muchos comentarios sugiriendo más recetas de cocina viste que es cuando ahí peleo con ellos”.
“Es muy contradictorio, la gente considera que cazarlos, comerlos y utilizar su cuero está bien, pero tenerlos en su hábitat y cuidarlos de que eso no suceda, está mal”, sentenció Paula.