Ayer se dio a conocer el tercer caso de viruela del mono confirmado en el país. Se trata de un ciudadano de 36 años residente en CABA. En buen estado de salud e internado para su cuidado y aislamiento, sus síntomas comenzaron el 31 de mayo: dolor de cabeza y muscular, fiebre y dolor de espalda. Desarrolló las vesículas características a partir del 2 de junio. Realizó la primera consulta el 6. Al día siguiente, su caso fue notificado y se derivó una muestra al laboratorio ANLIS Malbrán. Hace dos días, el análisis de PCR dio positivo.
Se trata del tercer paciente confirmado en el país, pero con una particularidad: a diferencia de los dos iniciales, no tiene antecedentes de viaje ni tuvo contacto con ninguno de los que lo precedieron. ¿Cómo contrajo la enfermedad?
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
La respuesta a esta pregunta inquieta a los infectólogos, que vienen siguiendo con atención este brote inusual que ya suma más de 1285 casos confirmados por laboratorio en 28 países en los que la enfermedad no es endémica. Los brotes previos fuera de África no excedían cifras de un dígito…
Barajan varias posibilidades entre las cuales la transmisión por aerosoles del agente causal en distancias cortas, aunque no imposible, parece improbable. “A priori no lo creo, porque si no, la expansión hubiera sido mucho más explosiva –explica la doctora Leda Guzzi, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología–. En principio, por lo que se ve hasta ahora se está produciendo la dispersión en la comunidad a partir de eventos en los que se favorece la transmisión a través de relaciones sexuales, en las que hay contacto muy íntimo. Todavía no está descartado y se está estudiando si el virus puede transmitirse por el semen o los fluidos vaginales”.
La mayoría de los casos se está dando entre hombres que tienen sexo con hombres o relaciones múltiples sin protección. En el último informe técnico del Reino Unido sobre viruela símica, se da cuenta de 336 casos, 99% de los cuales corresponden a hombres. La edad promedio es de 38 años. El documento identifica cuatro posibilidades para ese país: que se produzcan incursiones del resto del mundo y casos importados con transmisión limitada; transmisión dentro de un subgrupo con alto número de contactos; transmisión en múltiples sugrupos o en uno más grande; transmisión más amplia con capacidad de transformarse en una enfermedad endémica. En el Reino Unido en este momento se está dando el segundo escenario, afirma el informe.
“Todo parece apuntar a que el virus estaría circulando hace ya un tiempo, por lo menos en países del Hemisferio Norte –comenta Guzzi–. Con los viajes y la globalización, podría suceder que acá también…”
Otra explicación para la ausencia de nexo epidemiológico del último paciente informado sería la falta de reporte en casos previos, “ya sea porque se trata de un caso leve, para evitar la estigmatización o por desconocimiento”, plantea Javier Farina, infectólogo y ex director del Comité de Infectología Crítica de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva. Según los especialistas, también habría que prestar atención a la posibilidad de que exista transmisión durante la incubación y antes de los síntomas, algo que todavía no está descripto.
“Por la dinámica de los vínculos sociales, el hecho de que ahora lo veamos en cierto grupo no quiere decir que, si se propaga, no se expanda al resto –aclara Guzzi–. A la larga, en los países que tengan muchos casos, creo que se va a instalar un screening de la población de riesgo y también la vacunación de los contactos estrechos de un caso confirmado por anillos de exposición. Se les hace un seguimiento y si alguno desarrolla enfermedad (lesiones) se inmuniza a los contactos de este último”. En algunos lugares, como Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido ya se comenzó con esta técnica de vacunación en anillos y también se está evaluando la posibilidad de vacunar a subgrupos que tienen prácticas sexuales de riesgo.
En los brotes registrados en Europa, la presentación clínica generalmente se describe como leve
El comunicado difundido por el Ministerio de Salud de la Nación enfatiza que “la viruela símica se transmite de una persona a otra por contacto cercano con lesiones, partículas respiratorias y materiales contaminados, como la ropa de cama. En los brotes registrados en Europa, la presentación clínica generalmente se describe como leve, y la mayoría de los casos presentan –de la misma manera que los casos detectados hasta ahora en Argentina– lesiones en diferentes partes del cuerpo, incluyendo genitales o el área perigenital, lo que indica que la transmisión probablemente ocurra a través del contacto físico durante actividades sexuales”.
Agrega que los síntomas clásicos son: fiebre, dolor de cabeza, muscular o de espalda, inflamación de ganglios y cansancio. Entre 1 y 5 días posteriores se agrega erupción en la piel, que pasa por distintos estadios hasta formar una costra que luego se cae. Las personas infectadas contagian hasta que se hayan caído todas las costras.
“Los modos de transmisión durante el contacto sexual siguen siendo desconocidos –destaca–, si bien se sabe que el contacto físico cercano puede conducir a la transmisión, no está claro qué papel juegan los fluidos corporales, incluidos el semen y los fluidos vaginales”.
Las medidas de prevención incluyen evitar el contacto estrecho con personas que presenten síntomas y tener en cuenta que el riesgo de transmisión aumenta en actividades sexuales múltiples, por eso quienes hayan participado en este tipo de eventos deben prestar atención a su estado de salud durante los siguientes 21 días, consultar ante la aparición de síntomas compatibles.
Mientras se dilucidan los interrogantes que plantea la multiplicación inesperada de casos de viruela del mono, es importante facilitar el reporte de síntomas, tests y acceso a cuidado. “Si las personas infectadas temen el estigma o la ruina económica por dar a conocer su caso, la transmisión no se detectará”, destaca el profesor de la Universidad Northwestern en un artículo de opinión que acaba de publicar Scientific American.