Soy médica ginecóloga, católica, madre de cuatro hijos y objetora de conciencia. Es decir, nunca me realicé un aborto ni tampoco se los realizo a mis pacientes.
Estoy a favor del aborto legal, seguro y gratuito.
¿Por qué? Porque llevo veinte años dedicando mi profesión a las mujeres. Al inicio de mi carrera se las dediqué en el Hospital público y ahora en el privado.
Les puedo asegurar que todas las mujeres abortan: la casada, la soltera, la madre de varios chicos, la que no tiene ninguno. La judía, la católica, la atea. Abortan las analfabetas y las que tienen el universitario completo también abortan. Las que usan métodos anticonceptivos y las que les falló el método. Las mujeres violadas y las que tienen sexo consentido.
El asunto es en qué condiciones sanitarias abortan y eso depende siempre de las posibilidades económicas. Ahí es cuando se manifiesta la verdadera desigualdad, la hipocresía y lo más bajo de la sociedad argentina.
Solo las pobres mueren o tienen secuelas porque abortan con métodos caseros y tienen miedo de ir al hospital, llegan tarde y es imposible salvarlas. ¿Por qué? Porque solo las mujeres pobres van a la cárcel por abortar. Lo que digo no lo escuché. Lo viví y lo sigo viviendo.
En mi consultorio privado jamás llamé a la policía porque una mujer había abortado. En el Hospital público atendía con una policía al lado que iniciaba expedientes.
Yo ejercí violencia obstétrica. Yo violé el secreto profesional. Yo ya sé que no tengo redención ni tengo perdón. Por eso vengo, por eso hablo, por eso escribo.
Porque no puedo volver el tiempo atrás y solo puedo mirar hacia adelante.
Porque quiero un país más justo y más igualitario. Quiero que no haya mujeres de primera y de segunda categoría. No quiero una sola muerte evitable más.
Quiero que paremos con las moralinas y la violencia, que los y las médicos y médicas empecemos a ver en la persona con capacidad de gestar a nuestras amigas y a nuestras hijas. Es urgente que veamos en nuestrxs pacientes a gente vulnerable y con miedo. Es urgente que que trabajemos con más amor.
Que sea ley.
Paremos con las moralinas y la violencia: que el aborto sea ley
28 de diciembre, 2020 | 17.29
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Cecilia Ousset
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