Mileismo explícito, el proyecto de una nueva oligarquía que arrasa con los negocios

En paralelo a las leyes en el Congreso y sin discusión pública, el gobierno aceleró en las últimas dos semanas con privatizaciones y entrega de concesiones estratégicas por 30 años para los amigos del presidente. Caputo y los datos explosivos de la dependencia al cubo.

28 de diciembre, 2025 | 00.05

La selfie que Diego Santilli se sacó con Patricia Bullrich y Martin Menem en el Senado refleja mucho más que la victoria legislativa del gobierno en el cierre del año. Con apoyo de gobernadores y senadores del peronismo, el primer presupuesto que aprueba Javier Milei de cara a su tercer año de mandato tuvo un apoyo abrumador -46 votos a 25 con una abstención- para una fuerza que hasta hace dos meses tenía 7 senadores. La Libertad Avanza logró incluso aprobar con 37 votos el artículo 30 que dinamita los pisos mínimos de financiamiento en Educación y Ciencia y Tecnología y el Fondef. Clave para el desarrollo nacional, Ciencia y Tecnología es una partida que en 2025 rondó el 0,157 del PBI, segun el analisis del Grupo Economía, Política y Ciencia del Centro Iberoamericano de Investigación, muy lejos de Brasil, que destina el 1,15% del PBI y a años luz de China, que invierte el 2,65%, de acuerdo a los últimos datos de la Unesco. 
La conversión al mileismo de dos viejos macristas como Santilli y Bullrich excede las opciones personales y es parte de un desplazamiento bastante más profundo. En dos años, Milei pulverizó la disputa entre halcones y palomas que desangró al PRO y los convirtió a todos en parte de la misma fauna. Con el salvataje extorsivo de Donald Trump y la resurrección electoral del 26 de octubre, el presidente y su hermana parecen haber consumado un movimiento mayor: se quedaron con el monopolio de la derecha y devoraron a todas las caras y caretas del liberalismo argentino del último cuarto de siglo. Todo lo que había del centro a la derecha, hoy se subordina a los humores de Milei o cae en la intrascendencia.

El viernes a la tarde, cuando se jugaba su primera partida en el terreno de la pura política, Bullrich recibió una noticia que en otro país podría ser una amenaza para su futuro: el fallo de la Cámara Federal que por unanimidad confirmó el procesamiento contra el gendarme Héctor Guerrero por haber impactado en la cabeza del fotógrafo Pablo Grillo con un cartucho de gas lacrimógeno que disparó en línea horizontal. Guerrero, que había sido procesado por María Servini en octubre, es un protegido de Bullrich y la Gendarmería que le inició un sumario trucho y lo indultó por su accionar criminal. Mientras Pablo lleva 9 meses de recuperación, su atacante sigue en funciones y a resguardo después del traslado a Santiago del Estero que decidió la Gendarmería para protegerlo. Sabe que no irá preso hasta que la causa sea elevada a juicio oral.
El presupuesto y el nuevo blanqueo que la extrema derecha logró aprobar en el Senado son parte de la ofrenda a los mercados que se completará el 9 de enero. Contrarreloj, Luis Caputo está juntando los dólares para pagar el vencimiento de U$ 4500 millones. No alcanzó la fallida emisión de deuda a una tasa excesiva de 9,26% en la que reunió apenas 910 millones de dólares con el aporte de empresas privadas (41,4%), el Banco Nación (21,3%) y otras entidades financieras como el BST (5,3%), el Banco Industrial (5%), el Banco Galicia (4,3%) y el Banco Comafi (4,2%).  Por eso, en las últimas semanas la banda de la consultora Anker movió su techo y acumuló reservas por cerca de 1000 millones de dólares más. El otro movimiento que consumó el ministro pasó casi como un detalle pero tendrá un costo que se pagará durante los próximos 30 años. 

La suerte de las privatizaciones mileistas 

Para cumplir con su objetivo de corto plazo y compensar su mala praxis, Caputo remató 4 represas hidroeléctricas del Comahue que generan en conjunto el 7% de la energía que consume Argentina. A cambio, recibió apenas 706 millones de dólares. Tres décadas después de que se entregaran las concesiones de Piedra del Águila, El Chocón, Alicurá y Cerros Colorados, le toca a Milei relanzar el país que el primer Menem edificó. Capricho o destino, es otro gobierno de orientación ultraliberal el que define la suerte de activos energéticos estratégicos. El largo ciclo del peronismo no menemista mantuvo inalterable la arquitectura de los noventa y perdió incluso la oportunidad de avanzar con otros criterios en el caso de las concesiones que se vencieron durante el interregno del Frente de Todos en el poder. 
En visperas de Navidad, el gobierno de Milei preadjudicó las represas y firmó los contratos para la concesión de las represas con los gobernadores de Río Negro y Neuquén, Alberto Weretilneck y Rolando Figueroa. En ese solo acto, que se consumó sin objeciones por parte de la oposición, LLA instauró un nuevo mapa de poder para la energía hidroeléctrica y empoderó a tres sociedades de empresarios locales.
A tono con la tendencia que se profundizó durante con Milei, se van las compañías extranjeras que operaban las centrales desde la década del noventa -la italiana Enel y la estadounidense AES- y son reemplazadas por grupos inversores cercanos al gobierno. 
La lista de grandes ganadores es tan reducida como ilustrativa. Dos de las cuatro centrales quedaron en manos de un consorcio de íntima relación con el gobierno de Milei, Edison Energia, el holding que los hermanos Juan y Patricio Neuss armaron para acoplarse a la nueva era junto con directivos de Newsam y accionistas de la firma Inverlat. Vecinos de Santiago Caputo en el Martindale Country Club de Pilar, los Neuss se asociaron con pesos pesados como Rubén Cherñajovsky, Luis Galli, Guillermo Stanley, Federico Salvai y Carlos Giovanelli. Edison se quedó primero con la segunda central en importancia, Alicurá, con una potencia instalada de 1050 megavatios y después de un desempate adquirió también Cerros Colorados, ubicada íntegramente en Neuquén. 
Con Santiago Caputo como punta de lanza, el grupo liderado por los Neuss es el gran jugador que Milei sentó en el negocio energético, uno de los de más alta rentabilidad de su modelo económico. Su debut en 2024 incluyó la compra de las distribuidoras eléctricas EDET de Tucumán y EJESA de Jujuy, la transportista Litsa del Litoral y la hidroeléctrica Cempsa en Potrerillos. Tambien sobre el final del año, según publicó el portal El Post Energético, la secretaría de Energía decidió hacerle un nuevo favor: autorizó a Edersa, la distribuidora de luz de los Neuss en Rio Negro, a descontar energía de la factura de CAMMESA por las regalías de la represa que acaba de comprar en la provincia. A través de la resolución 588/2025 firmada por María Tettamanti, se aprueba el pago “en especie” que hasta ahora sólo era posible en el caso de compañías públicas. Estimado en 20 millones de dólares anuales, el beneficio adicional que obtendrá Edersa deberá ser compensado con subsidios o aumentos de las facturas que pagan los usuarios de todo el país.

La central Piedra del Águila, la más moderna y grande de las 4 licitadas en el Comahue, es la única que mantiene a sus actuales concesionarios. Con una potencia instalada de 1440 megavatios, seguirá en manos del grupo que integran Carlos Miguens, la familia Escasany, Guillermo Reca y los hermanos Ruete Aguirre. Nicolas Caputo, el gran nombre vinculado desde siempre a la central, repite sin que le crean que ya no tiene que ver con el negocio.  
El tercer ganador también remite al macrismo. BML Inversora, de Manuel Santos Uribelarrea, se queda con la represa El Chocón-Arroyito y desplaza a Enel. Llegado al negocio en tiempos de Macri, MSU declara haber invertido en los últimos tiempos 1000 millones de dólares en las tres centrales térmicas de ciclo combinado en Buenos Aires y Córdoba.
Si se suman casos como el de Javier Iguacel, el ex compañero de colegio de Santiago Caputo y Martin Menem que en abril se quedó con el cluster Neuquén Norte de YPF, puede advertirse el ascenso de nuevos zares de la energía. Aunque no se los compare con Lázaro Baez o Cristóbal Lopez ni se los exponga como empresarios M, una nueva oligarquía de concesionarios alineada con la extrema derecha se consolida para explotar el ciclo de negocios que abrió el presidente-topo. A esta altura, Milei parece más afortunado que Menem I: las privatizaciones energéticas están ausentes del debate público y la oposición no las incluye en su crítica al rumbo del gobierno. 

Caputo y la dependencia al cubo

La repentina voluntad de Luis Caputo de “eliminar la dependencia” de Wall Street sería graciosa si no tuviera componentes trágicos. Un trabajo de Ramiro Tosi para Suramericana Visión apunta a la nueva dependencia que crearon Milei y su ministro de Economía: primero con el FMI y después con el Tesoro de Estados Unidos. Señala que durante la gestión de Caputo como ministro de Finanzas de Macri, la deuda con Wall Street escaló de 58.652 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2015 a U$ 117.931 millones en el primer trimestre de 2018, cuando Argentina perdió acceso a los mercados, la constante que se ratificó con la fallida emisión de deuda de principios de diciembre. 
El acuerdo con el FMI en 2018 y su ampliación en abril de este año llevaron los préstamos del Fondo y otros organismos internacionales de 35.118 millones de dólares en el primer trimestre de 2018 a U$ 99.872 millones en el tercer trimestre de 2025. Si en el arranque de 2018, los acreedores privilegiados concentraban el 23% de la deuda externa argentina, al tercer trimestre de 2025 concentran el 58,6% del total. Hoy Argentina le debe más al FMI y los organismos de crédito (U$ 99.872 millones) que a Wall Street (U$ 70.634 millones). Para la consultora de Martin Guzman, esa gran asimetría explica el riesgo país: mayor deuda en manos de un acreedor privilegiado implica menor capacidad de pago con acreedores privados.

Junto con la privatización de Nucleoeléctrica y Transener, el otro gran remate del plan Milei es la privatización de Profertil S.A, la fábrica de fertilizantes más grande de la Argentina y una de las más importantes de Latinoamérica. Con 24 años de historia, Profertil vende la urea granulada, el fertilizante que aporta el nitrógeno que los cultivos necesitan para su crecimiento y es un activo que diferencia a Argentina de Brasil, importador de nuestros fertilizantes. 
El directorio de YPF aprobó la venta del 50% que pertenecía al Estado y se acopló a la movida de la canadiense Nutrien, que tenía el otro 50% y se fue del país. El único dirigente que cuestionó la operación fue Miguel Angel Pichetto, que le advirtió a Horacio Marin que la venta debería pasar por el Congreso. “Se están liquidando áreas todavía productivas y hasta Profertil, una empresa rentable y clave para un país agroindustrial”, escribió en X el ex compañero de fórmula de Macri en 2019.
La venta de Profertil al consorcio que integran Adecoagro en un 90% y ACA en un 10% no puede explicarse con el único argumento de que YPF se concentra en Vaca Muerta. En la página 43 de la Memoria y Estado Financiero 2024 que difundió, la compañía muestra que tuvo 206.856 millones de pesos -unos 200 millones de dólares de ese momento- de resultado neto  positivo en el primer año de gobierno de Milei, con una deuda que disminuye y costos estables o decrecientes por el gas de Vaca Muerta. 
Adecoagro es una empresa controlada por la corporación de criptoactivos Tethea y tuvo en su directorio hasta noviembre pasado a Daniel Gonzalez, el multifacético secretario coordinador de Energía y mano derecha de Luis Caputo que tuvo un paso como presidente de IDEA. Puede pensarse que Gonzalez tenía información privilegiada: fue miembro del directorio de Adecoagro desde 2014 y aterrizó en YPF en 2012, primero durante 6 años como CFO y después como CEO durante los años del macrismo. Si el arco que hoy acompaña a Milei estuviera en la oposición seguramente ya hubiera incluido su nombre en una denuncia en Comodoro Py. También el de Alejandro Lew, el actual secretario de Finanzas de Caputo que fue CFO de YPF bajo el Frente de Todos y siempre se negó a avanzar con el proyecto de Profertil II. 
Gonzalez y Lew deberían explicar cuál es la lógica de vender en 600 millones de dólares el 50% de una compañía con ganancias anuales de 200 millones, que produce el 60% de la urea que consume el campo cada año y tiene en Ingeniero White una planta de producción de última generación. La idea de crear una segunda planta, que evaluó la firma antes de ser rematada, demandaba exactamente 1200 millones de inversión. 

Mientras el Estado mileista funciona como facilitador de las ganancias del sector privado, la lista de perdedores también se consolida. A las familias endeudadas con varias tarjetas a la vez, la morosidad creciente y la destrucción de empleo de calidad, se suman la salida de dólares por turismo que generó un cortocircuito entre conversos, Daniel Scioli y Marco Lavagna. El último informe del Centro CEPA estima en 9340 millones de dólares el déficit por turismo de los primeros 11 meses del año si se incluye los gastos con tarjeta, viajes y transporte. Ni el verano ni el Mundial de Clubes hacen presuponer un cambio de tendencia. 
El informe de la Mesa Agroalimentaria Argentina pone de relieve el deterioro del “campo que alimenta” en dos años de gobierno de Milei. La combinación de apertura importadora, desregulación estatal, caída de precios en origen y atraso cambiario, dice, empuja a la mayoría de los productores a una crisis estructural. El trabajo detalla la pérdida de competitividad, la caída de márgenes y la imposibilidad de sostener inversiones mínimas que están llevando a cada vez más productores a abandonar fincas y reducir la actividad, con un doble efecto en el empleo regional y el precio de los alimentos. Hay por lo menos tres datos alarmantes. Primero, la importación de cabezas de cerdo, que se multiplicó por 7 en dos años de Milei -de 545 mil en octubre 2023 a 3.700.000 en octubre 2025-. Segundo, el boom de las importaciones de yerba, que aumentó un 221,3% en el primer año y pasó de 4,7 millones de kilos importados entre enero y octubre del 2023 a 10,4 millones en el mismo período de 2024 y se estacionó en 10,5 millones en 2025. Por último, la entrada de vino importado, que subió 415% en 2024 y redujó al mínimo el margen de los productores, con un derrumbe en la capacidad de inversión en riego, fertilización y maquinaria.