En este primer año del gobierno de Macri nuestro pueblo ha sufrido profundamente las políticas de empobrecimiento. Un sector importante de la sociedad se definió por lo que consideró "el menos malo". Y eso no es bueno para la democracia. Es nuestra responsabilidad entender que la culpa de la derrota es nuestra y no meter debajo de la alfombra los errores y, por el contrario, asumirlos para encontrar la forma de superarlos.
Los comportamientos electorales no se modifican de un día para otro, lo sabemos, por eso tenemos que estar atentos a qué señales va brindando el pueblo con el paso del tiempo. A un año de gobierno macrista podemos afirmar que sus políticas han tendido claramente a transferir recursos hacia los sectores más acomodados de la sociedad y es un hecho que si lograran ganar las elecciones del año entrante, se profundizaría notablemente su proyecto político y, entre otros objetivos, por ejemplo, irán por la flexibilización laboral. Hasta ahora no han podido avanzar todo lo que quisieran porque el piso que dejaron los 12 años de nuestro gobierno fue muy alto pero si consiguen un respaldo electoral no dudarán un segundo en ir hasta fondo con su política antipopular.
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Por eso es necesario ser una opción de poder con propuestas concretas de cara al pueblo, al hombre y a la mujer de a pie, que ve que las disputas de la clase política nada tiene que ver con los problemas específicos que debe atravesar cada día.
Al Movimiento Evita este fin de año lo encuentra movilizado en cada barrio, creciendo y avanzando con una política hacia los que menos tienen de la que nos sentimos orgullosos. Junto a la CTEP, la CCC y Barrios de Pie hemos conseguido la Ley de Emergencia Social, algo pequeño, muy pequeño, pero que está en el camino correcto, porque la lucha contra la pobreza no se detiene cuando se pierden las elecciones. El verdadero accionar transformador se da cuando se siguen buscando alternativas y paliativos para los que menos tienen, que son nuestra verdadera razón de ser política e ideológica. Por eso estamos conformes con lo conseguido pero conscientes de que eso es sólo una parte minúscula de lo que se necesita para derrotar definitivamente el hambre y la pobreza extrema.
¿Cuáles son prioridades de cara al 2017? La fundamental es comprender algo que no por
trillado ha dejado de tener vigencia, me refiero a la UNIDAD, entendiendo que, precisamente, cuando desde distintos lugares de Cambiemos apuestan a dividirnos y subdividirnos para así obtener mayores ventajas electorales, desde el peronismo y todos aquellos espacios afines debemos dar una demostración de sabiduría política y construir unidad en los barrios y en todos los frentes donde se libra la batalla política cotidiana. Más que nunca se impone trabajar sobre aquellos aspectos que unifiquen, sobre los denominadores comunes, para potenciarlos todo lo que se pueda de modo que la sociedad vuelva a ver en nosotros una alternativa, porque creer que muchos votantes de Macri volverán a estar con nosotros de un día para otro es desconocer, por ejemplo, por qué lo votaron.
Y el mejor método a aplicar sigue siendo caminar los barrios, introducirse en cada conflicto y participar de cada reivindicación. Vivimos un tiempo de transformaciones en materia de comunicación, pero el contacto frente a frente, cara a cara sigue siendo el más potente y el que más solidifica el vínculo con la sociedad.
Tanto para el Evita como para el peronismo y los sectores populares, el desafío es retomar las mejores banderas históricas de lucha del pueblo argentino y plantear con claridad que la política debe ser un instrumento para el conjunto del pueblo. Si la política se encierra en el internismo y en la politiquería, por más que no sea nuestra intención, el pueblo nos verá trabajando para nuestros pequeños fines partidarios y no para el conjunto de los argentinos. Debe ser claro y contundente, que quienes elegimos la política como compromiso de vida y de militancia estamos inequívocamente del lado del pueblo, sin medias tintas ni compromiso con ninguna corporación. Pero con la misma seguridad digo que si no somos contundentes en revisar nuestros errores y en mostrar credibilidad, el electorado no dudará en dejarnos a un costado. Las sociedades están condenadas a buscar futuro y no se estancan en lo que pasó. Comprenderlo debería ser el primer paso para afrontar un 2017 que será trascendente para el campo nacional y popular.