Tras una serie de denuncias de ONG dedicadas a la defensa de los derechos animales, un pony que era exhibido en la vidriera de una mueblería del barrio porteño de Palermo fue devuelto a un campo del distrito bonaerense de Pilar.
El comercio en el que se originó la polémica es una mueblería llamada Fradusco Soho, situada en Serrano y Niceto Vega, donde los propietarios, en una acción enmarcada en la proximidad del Día del Niño, dispusieron un escenario en el que el animal pasaba varias horas.
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Tras las denuncias, la Policía de la Ciudad actuó de oficio y decidió reubicar al animal, al que llaman "Tuco", en un campo en la noche del último lunes.
"Yo estoy habituado a las cosas de campo, lamentablemente los chicos que se acercaban no van a poder tener esta posibilidad", sostuvo Sacha Fradusco, uno de los dueños de la mueblería, en declaraciones a distintos canales.
El comerciante aseguró que querían "darle una alegría a los chicos, pero la gente no entendió", en un establecimiento rodeado de varias escuelas y jardines de infante. Fradusco señaló que se convocó a un veterinario para determinar si el lugar era apto para al animal.
"Nosotros lo teníamos un par de horas nada más y después volvía al campo", explicó, mientras sostuvo que se montaron dos escenarios, uno con sol y el otro a la sombra, y fue "Tuco" quien eligió donde quedarse.
"Tuco" pertenece a la familia Falabella, que cría en la Argentina a uno de los equinos más pequeños del mundo, con la raza que lleva como nombre el apellido familiar. Evaristo Falabella, dueño del animal y sobrino-nieto del creador de la raza, sostuvo: "La gente denunció sin saber.
Decían que no tenía agua y que lo teníamos frente al sol. Pero en el momento que sacaron esa foto, el caballo se encontraba con un corralito en la vidriera para que reconociera su terreno durante sólo media hora. Después se podía mover por el local a su antojo y comer y beber las veces que quería".
"Los dueños del local son amigos míos. Ellos no necesitan poner un pony en el comercio para aumentar sus ventas. La idea era que los niños pudieran venir a acariciar y tocar a Tuco durante un rato todas las tardes. Este animal es muy sociable y no sufre ese tipo de contacto diario", añadió el criador en diálogo con el canal América.