El pasado 1 de diciembre, los empresarios Pymes mantuvimos un encuentro con funcionarios del Gobierno para manifestarles nuestra preocupación por el curso del actual modelo económico y la delicada situación de la industria nacional. La voz encargada de dar respuesta a nuestras inquietudes fue la subsecretaria de Políticas y Gestión de la Pyme, Carolina Castro.
La funcionaria del Ministerio de Producción, luego de escuchar el preocupante panorama general de la mayoría de los sectores que integramos la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), nos garantizó que la Nación tiene previsto la reactivación del consumo y que el principal motor será la obra pública.
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Sus palabras exactas fueron: "En 2017, el consumo se recuperará en base al impulso de la obra pública". Sin embargo -casualidades del destino- al día siguiente el matutino Clarín publicó una columna de Marcelo Bonelli que desmintió por completo lo que el Gobierno nos había señalado la tarde del día anterior a las Pymes.
El periodista, con información oficial, publicó que Mauricio Macri ordenó directamente paralizar la obra pública, con un objetivo "puramente fiscal" de "planchar el gasto". Según Bonelli, "se resolvió atrasar las obras ya en marcha y frenar el inicio de las nuevas", por lo que "se postergaron también los efectos dinamizadores de las inversiones estatales" (http://www.clarin.com/opinion/contradicciones-plan- manta-corta-Macri_0_1697830203.html).
Posiblemente Carolina Castro desconocía lo que el periodista económico ya tenía confirmado esa misma tarde: mientras la funcionaria respondía las inquietudes de las Pymes, el hombre de Clarín escribía la columna que saldría publicada al día siguiente.
El dato es anecdótico y paradojal. Lo sustantivo es que la crisis de las Pymes es cada vez más profunda y ya no hay indicador (ni del Gobierno ni de la oposición) que pueda disimular y mucho menos desmentir esta realidad.
Con el mercado interno destruido, la industria en caída permanente, una economía virtualmente paralizada, un mundo cada vez más complejo y un endeudamiento galopante, desde el sector Pyme tenemos la responsabilidad de advertir que la crisis económica está arrasando a la industria nacional y, por consiguiente, el trabajo de los argentinos.
Hay sectores que están trabajando un 40 o 50 por ciento por debajo del nivel de diciembre de 2015. Hay otros que están liquidando el stock, aún sabiendo que cuando tengan que salir a reiniciar el ciclo productivo, no van a poder hacerlo.
Los que permanecen callados frente a este modelo económico convalidan silenciosamente el industricidio planificado del Gobierno. Las Pymes no podemos mantenernos al margen, porque de nuestra supervivencia depende el 80% del trabajo del país. No es menor lo que está en juego.